Lo humillaron, lo deportaron, pero hoy Djokovic se levanta, como el rey de Australia y del tenis mundial

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Novak Djokovic ha hecho historia, y se ha coronado campeón del Abierto de Australia, 15 años después de ganar aquí su primer grand slam, y un año después de haber sido encarcelado, tratado como criminal y deportado, por negarse a someter a la vacunación experimental contra el Covid-19.

Djokovic, se consolida así no solo como un atleta emblema de la dignidad, la libertad y la resistencia, sino también, posiblemente como el mejor tenista de todos los tiempos; o al menos así lo reconocen los números y también sus rivales, como Tsitsipas, un gran tenista que perdió la final disputada en la arena central de Melbourne, y quien calificó a su rival como el mejor tenista de la historia.

Y es que Djokovic, a pesar de haber sido vetado el año pasado de torneos como los abiertos de Australia y EEUU, ha alcanzado ya 22 grand slam ganados, superando por 2 a Federer, e igualando a Rafael Nadal, como los tenistas más ganadores de grand slams de la historia.

Djokovic, es además el único tenista que ha ganado todos los M1000, logro que además consiguió en dos ocasiones, siendo también el poseedor de más M1000 ganados, quien ha estado más semanas como #1 del mundo, y quien más años ha terminado también como el #1 del planeta.

El serbio, con este título, además vuelve a ser el número 1 del ranking mundial, con todo y las restricciones dictatoriales que le han impedido disputar varios torneos recientes.

A Djokovic, el régimen anticientífico de Australia, al igual que la dictadura sanitaria corrupta de EEUU, intentaron doblegarlo, trataron de destruir su carrera, chantajeándolo con aplicarse un tratamiento experimental que ha sido ampliamente cuestionado, y que incluso destruyó la carrera de varios deportistas, incluidos tenistas.

Él, incólume, resistió los embates, y también las embestidas de la prensa colaboracionista, que se ha sumado de forma incesante a su linchamiento mediático; y hoy, firme en su postura de no acatar la vacuna que hoy en día incluso está vetada en muchos países para personas de su edad (ejemplos: Dinamarca y Florida), por sus mínimos beneficios y múltiples riesgos, se ha coronado una vez más como el campeón.

Quien terminó doblegándose a final de cuentas, han sido los regímenes totalitarios como el australiano, que también después de masivas protestas de sus ciudadanos, ha tenido que echar marcha atrás a sus políticas absurdas, y de esta forma ha visto a Djokovic coronarse, por décima ocasión como el gran campeonísimo, por no decir el rey, de Australia.

La hazaña de Novak, además tiene triple mérito, pues la prensa occidental, ha buscado por todos los medios destruirlo y humillarlo; el más reciente episodio se presentó hace tan solo unos días, cuando hubo múltiples voces que pedían su expulsión del torneo, después de que un periodista de nombre James Gray, divulgara información falsa, pretendiendo vincular a su familia con activistas pro-rusos.

El padre de Djokovic, fue grabado momentos antes del partido de cuartos de final contra Rublev, tomándose fotos con fans de Djokovic que hicieron también una manifestación en solidaridad con Rusia.

Los serbios, tienen afinidad histórica con Rusia, y en su país, se han hecho múltiples manifestaciones en solidaridad con el gobierno antinazi de Vladimir Putin, por lo cual era comprensible que expresaran su sentir en Australia; el padre de Novak, se tomó fotos con ellos, como se toma fotos con todos los fanáticos de su hijo, en todo el mundo; y sin percatarse del sentido de la manifestación, como él aclaró posteriormente en un comunicado.

El periodista James Gray, de forma cizañosa, inventó, sin evidencia, que el padre de Novak exclamó «Larga vida a los rusos», y aunque el falaz comunicador más tarde tuvo que borrar su tuit donde hizo esa afirmación, inventándose incluso palabras y grafías inexistentes del idioma serbio, su versión fue ampliamente divulgada en medios internacionales, generando incluso reclamos de la Embajada de Ucrania, que solicitó la expulsión formal del torneo de Djokovic padre, evitando así, que acompañara a su hijo presencialmente en este momento histórico.

Djokovic, visiblemente emocionado tras ganar el tercer set, subió a las gradas a festejar con los suyos, y en medio de lágrimas, alzó los brazos al coronar una de las victorias más épicas de la historia del deporte, donde no solo ha tenido que vencer a todos sus rivales en la cancha, sino además también ha tenido que luchar contra un sistema que pretende imponerse con la fuerza del engaño y los medios masivos, buscando someter a todos los ciudadanos, incluidos a los deportistas.

Finalmente cerró su mensaje de agradecimiento en la cancha, enviando un mensaje para todos los niños y jóvenes del mundo:

«A los niños que nos estén viendo ahora, no dejen que nadie les diga que no pueden cumplir sus sueños. Con que solo alguien crea en ustedes, aférrense a eso, porque todo es posible».

 


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