Sin pandemia, y sin responder por lotes contaminados con ADN, Pfizer reparte nuevas «vacunas» en México

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Esta semana comenzó la venta de las «vacunas» «actualizadas» de Pfizer contra Covid-19 en México, y aunque la industria farmacéutica insiste que se trata de productos «seguros y eficientes», a nivel global el debate científico continúa, así como las denuncias de graves consecuencias a la salud, por utilizar este tipo de terapias genéticas experimentales.

Su aplicación resulta en realidad tan cuestionable en estos tiempos, que incluso médicos pro vacunas, como el Dr Héctor Frisbie, han hecho un llamado para descartarlas, tomando en cuenta la distribución gratuita de otras vacunas más seguras, y los niveles de inmunidad que ya existen en la población.

Y es que, por ejemplo, en el Estado de México, hasta el día de ayer, no se tenía ni una sola hospitalización por Covid-19 en toda la entidad, según cifras oficiales de la Secretaría de Salud; pues cabe recordar, que desde hace meses, estudios serológicos realizados en varios países, comprobaron que la gran mayoría de la población (en algunos casos +99%) ya tenían anticuerpos naturales contra este virus y sus variantes, debido a la amplia exposición que se tuvo años atrás.

A pesar de esto, las campañas del miedo no han parado, y tampoco el trauma de miles de personas, lo que ha propiciado una alta demanda de estos productos farmacéuticos ampliamente cuestionados.

Las farmacias que están impulsando su venta, solo reportan los beneficios que afirman las farmacéuticas que lo fabrican, no obstante que no solo hay miles de científicos alrededor del mundo denunciando los gravísimos riesgos potenciales, sino que incluso también autoridades oficiales en materia de salud advirtiendo los importantes peligros que implican.

El problema de las vacunas contaminadas

Uno de los principales conflictos acerca de las vacunas Pfizer, es el hecho de que más de 10 laboratorios independientes alrededor del mundo, han documentado una importante contaminación, de alrededor del 30% del producto, con plásmidos de ADN.

Cabe subrayar, que las «vacunas» que Pfizer utilizó para el desarrollo de sus investigaciones, cuyos datos se enviaron a autoridades sanitarias, se realizaron con un método (Procedimiento A); mientras que las vacunas de comercialización masiva, mediante las cuales se está fabricando este producto que se envía para el consumo de millones de personas alrededor del mundo, se realizó con un método distinto (Procedimiento B).

Es por esto que estos productos, tienen un nivel de contaminación mucho mayor, al que reportan en sus documentos oficiales; además de que la mayoría de autoridades sanitarias, incluidas las de México, no realizan estudios de laboratorio sobre estas vacunas, y de igual forma se basan únicamente en los resultados mostrados por la farmacéutica en sus ensayos, para determinar su aprobación.

Esta contaminación con plásmidos de ADN, ha provocado tal nivel de consternación en la comunidad científica independiente, que hace unas semanas, el Consejo Mundial de la Salud (WCH), convocó a una sesión de urgencia, con connotados científicos de todo el mundo, para discutir el tema.

Los aportes de decenas de destacados científicos, se pueden consultar a detalle en la plataforma del WCH.

Entre los puntos clave de las conclusiones finales de este foro, destaca el llamado para analizar la evidencia irrefutable de restos de ADN bacteriano en las vacunas mRNA (Pfizer y Moderna).

Uno de los problemas más graves de esta contaminación, es que tras analizar de forma independiente la estructura genética de estas «vacunas», se ha encontrado también la secuencia genética del virus SV40, cuya peligrosidad es conocida desde hace décadas, por su capacidad para suprimir células del cuerpo capaces de combatir el cáncer; es decir, el SV40 es conocido por ser un factor capaz de inducir cáncer en el organismo de la víctima.

De hecho, hace años, vacunas de la polio que se descubrió estaban contaminadas con SV40, tuvieron que ser removidas del mercado; no obstante que por algún motivo, autoridades sanitarias como la FDA, no se han expresado acerca de los riesgos de estos componentes en las vacunas mRNA contra el Covid-19.

Ante tal contrariedad, incluso funcionarios sanitarios, como el Secretario de Salud de la Florida, Joseph Ladapo, publicó hace unos días un exhorto a la FDA, para que clarifique los riesgos de estos componentes en estas vacunas que están siendo aplicadas masivamente.

En su carta, Ladapo retomó los lineamientos que la misma FDA había establecido desde 2007 para los productos con ADN, donde se reconocían los graves riesgos que esto representa: «en teoría, la integración del ADN podría afectar a los oncogenes humanos, los genes que pueden transformar una célula sana en una célula cancerosa».

Ante esta situación, Ladapo lanzó varios cuestionamientos: «¿Han evaluado los fabricantes de medicamentos el riesgo de integración en el genoma humano o mutagénesis de contaminantes de ADN residuales de las vacunas COVID-19 de ARNm junto con el riesgo adicional de integración del ADN del sistema de administración de nanopartículas lipídicas y del promotor/ potenciador SV40? ¿La FDA ha solicitado alguna información a los fabricantes de medicamentos para investigar dicho riesgo?
 2. ¿Tienen en cuenta las normas actuales de la FDA sobre la cantidad aceptable y segura de ADN residual (presente como contaminantes conocidos en terapias biológicas) y consideran el sistema de administración de nanopartículas lipídicas para las vacunas de ARNm COVID-19?
3. Teniendo en cuenta la biodistribución potencialmente amplia de las vacunas de ARNm COVID-19 y los contaminantes de ADN más allá del lugar de la inyección local, ¿han evaluado el riesgo de integración de ADN en células reproductoras con respecto al sistema de administración de nanopartículas lipídicas?».

Cabe señalar, que en la actualidad, algunos de los países con los más altos estándares en materia de salud, como el caso de Dinamarca, han limitado el uso de las vacunas contra el Covid-19, y hoy en día solo se recomiendan para personas mayores de 65 años de edad o con comorbilidades, no obstante que en países como México, se están aplicando de forma indiscriminada, en una población joven, sana y sin riesgo, que en cambio se está auto exponiendo a los efectos de estas terapias genéticas experimentales.

Por más que las farmacéuticas insistan que son seguras; al día de hoy existen ya miles de testimonios, de familias que perdieron a un miembro, o su salud, debido a los graves efectos adversos inmediatos de estas «vacunas».

Incluso en el ámbito científico que está a favor de la vacunación, se reconoce la evidencia acerca de la contaminación con plásmidos de ADN, no obstante que el debate recae, en qué tanto esto podría, o no, afectar al organismo.

Investigadores como el Dr Ah Kahn Syed, hicieron hace unas semanas un recuento, acerca de 5 características de estas terapias genéticas, que podrían provocar que el núcleo de las células de la víctima (vacunado) sea contaminado con ADN externo; estos efectos, aunque vienen siendo alertados por científicos desde hace años, parece que tendrán consecuencias, que aún habrá que estudiarse y analizarse por muchos años más.

 


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