UK cierra clínicas y veta tratamientos a «infancias trans», tras demoledor reporte oficial

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  • No hay «infancias trans», son «infamias trans»; detona en UK escándalo tras investigación monumental

Esta semana se hizo público finalmente, un esperado reporte en Reino Unido (UK), donde se investigó de forma extensa y profesional, los efectos y seguridad de los tratamientos existentes para el «cambio de género» en los menores de edad, las también llamadas «infancias trans», donde se concluyeron múltiples riesgos y una total falta de evidencia acerca de sus beneficios.

El estudio, que fue solicitado por el Instituto Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido a la Universidad de York, tardó más cuatro años en completarse y estuvo encabezado por la Dra Hilary Cass, ex presidenta del Royal College of Paediatrics and Child Health del mismo país.

El demoledor reporte final, generó que el tema fuera portada de los principales diarios del Reino Unido, pues provocó incluso una respuesta pública oficial de la NHS, donde confirmó el cierre de la clínica Tavistock, la más importante de Reino Unido donde se promovían esta clase de tratamientos experimentales en menores de edad, atendiendo a las recomendaciones de este reporte, y reconociendo de igual forma su contundencia e importancia.

La misma NHS, confirmó también la prohibición de los bloqueadores de pubertad, así como la atención a otras recomendaciones emitidas en este amplio reporte.

Aunque el estudio finalmente ha sido completado, contó con la obstrucción de la industria médica «trans», pues 6 de las 7 clínicas que realizan en Inglaterra esta clase de procedimientos experimentales en los niños, se negaron a colaborar en la investigación, e incluso uno de los principales asesores de la NHS sobre el tema, también se negaron a compartir sus datos para la investigación oficial.

En el reporte de casi 400 páginas, también se abunda acerca de la falta de evidencia científica, donde se demuestre no solo la efectividad de utilizar tratamientos de alto riesgo como los «bloqueadores de pubertad», sino que tampoco hay evidencia fehaciente que garantice su seguridad en términos clínicos.

La investigadora también documentó un aumento importante en el número de casos de personas «arrepentidas», quienes se sometieron a algún tipo de tratamiento para alterar su género original, y han tenido que padecer difíciles procedimientos y complicaciones psicológicas, derivadas de la falta de un procedimiento médico claro y eficiente.

Cabe señalar que además de los bloqueadores de pubertad, miles de adolescentes también llegan a ser tratados con tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas tempranas, muchas de ellas totalmente irreversibles, que pueden provocar además padecimientos crónicos en las víctimas.

Es importante señalar que esta investigación se solicitó, después de que altos directivos de la misma clínica Tavistock, que era considerada la más grande de Europa para esta clase de intervenciones, denunciaran que miles de niños estaban siendo lesionados gravemente y sin justificación, pues no existe tampoco documentación científica que demuestre que este tipo de métodos son los más eficientes para tratar la disforia de género (es decir la confusión en su género) en los niños.

El caso del informante David Bell de Tavistock, también causó alarma en Inglaterra, tras denunciar con datos internos las infamias que se estaban cometiendo. «No existen las infancias trans», señaló el reconocido investigador, quien denunció públicamente que se estaba «dañando a generaciones enteras de niños y jóvenes».

La misma investigación reciente de Cass, al igual que múltiples otras investigaciones previas que se habían hecho, sugiere abordar este tipo de problemáticas de forma psicológica, dado que los tratamientos farmacológicos experimentales, y los irreversibles procedimientos quirúrgicos, representan un método agresivo, que vulnera el cuerpo y la estabilidad emocional de los menores, generando problemas aún más graves que los que produce la disforia de género.

En el reciente reporte, se documentó también que no existe evidencia científica que respalde la posición que sostenía la lucrativa industria de las clínicas «trans», donde se afirmaba que si no se permitía a los niños con disforia de género, acceder a este tipo de tratamientos de transición simulada de sexo, se corría el riesgo de «suicidio» y demás afecciones a su integridad, lo cual viene a confirmar los mismos resultados a los que se había llegado también en países como Finlandia tiempo atrás, donde se descartaba de igual forma una tendencia «suicida» en estos menores.

En cambio, lo que sí continúa ampliamente documentado, es una mayor incidencia de suicidio, en personas que han pasado por algún procedimiento de transición de género; es decir, que en realidad a los niños que pasan por esta clase de terapias, se les estaría exponiendo a riesgos mucho mayores, tanto físicos, como psicológicos.

Esta situación que ha provocado que el gobierno de Reino Unido ratifique la prohibición de los bloqueadores de pubertad en menores de edad, ha llevado también a otros países de Europa ha cuestionar la política sanitaria en la materia.

Cabe señalar que en países como México, no existe una política sanitaria al respecto, por lo cual las clínicas de transición de género, continúan desde hace años recetando esta clase de tratamientos a menores de edad, con total impunidad y sin mayor control de parte de las autoridades de salud.

Incluso en entidades como el Estado de México, el año pasado se presentaron iniciativas de ley, buscando promover este tipo de prácticas relativas a las «infancias trans», con el objetivo no solo de legalizar, sino de impulsar con mayor ímpetu, lo que en otros países está empezando a ser documentado como una infamia, que atenta contra la integridad de niños y jóvenes.


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