Reportaje del siglo, revelaría acto de guerra de EEUU-Noruega vs Alemania-Rusia

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  • Periodista de investigación legendario, detona escándalo con filtración del gobierno de Joe Biden.
  • O una noticia falsa más, o una investigación capaz de cambiar el curso de la historia.

Todo un terremoto político está generando el reportaje de Seymour Hersh, quien afirma contar con evidencia de que la explosión en el gasoducto Nord Stream, fue una operación secreta y encubierta ordenada por el presidente estadounidense Joe Biden.

No se trata de un medio ruso, de un blog anónimo, o de una fuente de dudosa procedencia, al contrario, Seymour Hersh, es uno de los más galardonados periodistas estadounidenses de investigación, quien cuenta con innumerables premios, incluidos cinco George Polk y un Pulitzer por periodismo internacional, precisamente por revelar también otros crímenes del gobierno norteamericano, como el caso de la masacre de civiles en My Lai, Vietnam.

Con 85 años de edad, y a través de su blog personal (en Substack), su relato, no solo logra dar hilaridad y explicación a muchas de las pistas que ya se habían revelado con anterioridad, sino que además incluye el testimonio de una fuente directa del gobierno estadounidense, que habría revelado los detalles de la operación.

Quizá con el tiempo, esta investigación quede solo como una noticia falsa más, algo que ha sugerido tajante la Casa Blanca, al ser cuestionada sobre el tema; no obstante que también existe la posibilidad, de que pueda ser la investigación que comience a detonar el más grave escándalo de los últimos tiempos de un gobierno estadounidense.

Pues las acusaciones vertidas no son cosa menor; con lujo de detalle, el periodista, a través de su crónica, expone la forma en la cual el equipo cercano a Joe Biden, diseñó un plan para que, saltándose al Congreso estadounidense, orquestaran un ataque directo contra infraestructura de otros países.

Un acto de esta naturaleza, se trata de un acto de guerra, según los códigos de la geopolítica internacional, y no solo es un ataque contra Rusia, sino también contra el pueblo alemán, quien está siendo impactado directamente con este plan orquestado por un gobierno extranjero.

Las revelaciones, por la claridad y contundencia, ya han empezado a generar también importantes reacciones; además de especialistas en el funcionamiento bajo las sombras del gobierno estadounidense, como Edward Snowden, también en Alemania, hay diputados solicitando llamar a cuentas al canciller Olaf Scholz, así como también a realizar una investigación para confirmar o descartar estas acusaciones.

Qué dice el relato de Hersh

«El pasado mes de junio (2022), los buzos de la Marina (estadounidense), que operaban a mediados de verano al amparo de un ejercicio de la OTAN ampliamente publicitado conocido como BALTOPS 22, colocaron los explosivos activados por control remoto que, tres meses después, destruyeron tres de los cuatro gasoductos Nord Stream, según una fuente con conocimiento directo de la planificación operativa«; señaló tajante el connotado investigador.

A través de su relato, expone pormenores acerca de cómo fue que se estaba explorando (desde antes del inicio de la Operación Especial rusa en Ucrania) una acción de respuesta a la inminente intervención militar de Rusia en territorio ucraniano.

El periodista, expone nombres del equipo cercano, y del procedimiento que se siguió para encontrar, con el apoyo de la CIA, la ventana operativa «legal», para orquestar una misión secreta y de alta confidencialidad, sin tener que reportar una palabra al Congreso estadounidense.

Cabe señalar que parte del relato del investigador, encaja con otros hechos, que ya se habían reportado anteriormente; cabe recordar que meses atrás, ya se habían reportado maniobras de buzos de la OTAN, practicando la activación y desactivación de minas submarinas en el área.

No obstante que lo que Seymur precisa, es que estas maniobras, eran precisamente la coartada, para explicar estar realizando ejercicios con buzos y explosivos, en caso de alguna eventualidad, durante la delicada misión para sembrar las minas en el NordStream; y también para poder explicar la presencia en el área, en caso de alguna detección o reclamo de otros países, pues en realidad se estaba operando en las inmediaciones de una isla danesa, cerca de los mares de Suecia.

Seymur, revela además una íntima cooperación en el plan con el gobierno de Noruega, pues no solo los ensayos previos del equipo de buzos que realizó la misión, se realizaron en aguas noruegas, sino que también la boya que emitió la señal de baja frecuencia que detonó la activación de los explosivos, fue lanzada desde un avión militar noruego el pasado 26 de septiembre, tres meses después de haber sido sembrados, en el marco de unos ensayos militares de la OTAN.

El periodista, también revela detalles nunca antes filtrados, como la agrupación de buzos que realizó la misión: un subestimado equipo del Centro de Buceo y Salvamento de la Marina de los EEUU que se entrena en la ciudad de Panamá, Florida.

Si bien la investigación, está sustentada principalmente en los hechos descritos por la fuente, abre esta clase de pistas, que permitirían profundizar, para corroborar o descartar, la veracidad de la denuncia.

Escándalo global

Estas revelaciones, resultan un escándalo no solo para el gobierno estadounidense, sino también para el gobierno alemán, pues según lo expuesto en la crónica, aquellas polémicas declaraciones de Biden previo a la guerra en Ucrania, donde «prometió» que se encargaría de acabar con el NordStream 2, sin especificar como, en caso de invasión rusa, las realizó además en presencia del canciller alemán.

De hecho, según Hersh, acababan de tener una intensa discusión, donde finalmente el mandatario alemán aceptó el plan de posible explosión en el gasoducto, apenas minutos antes de que Biden fuera cuestionado por una periodista sobre el tema con Scholz al lado.

La periodista, insistió, destacando que «acabar con el NordStream 2», era una decisión de Alemania, no suya; no obstante que Biden, con sonrisa irónica, delató cual era el plan, lo cual también habría causado molestia y complicaciones, en el grupo que estaba orquestando la misión secreta, como relata Hersh en su crónica de los hechos.

El mismo periodista también destaca otro hecho importante, y es que el gas del NordStream, representaba más del 50% del consumo de gas natural en Alemania, lo que permitía mantener a un costo accesible el precio del gas para las familias y la industria, e incluso productores locales se permitían así también poder exportar gas alemán a otros países de Europa.

Sin embargo, la destrucción del NordStream no solo es un atentado contra la soberanía del pueblo alemán, sino también un golpe directo a la economía de las familias alemanas; cabe recordar que meses atrás, cuando Rusia señaló que también tenía información acerca de la maquinación occidental en la explosión, se generaron múltiples protestas contra el intervencionismo estadounidense, por lo que no se descarta una nueva ola de manifestaciones sobre el tema.

De entrada, en el congreso alemán ya han surgido las primeras reacciones: «Mientras que el Gobierno Federal (alemán) invoca la amistad transatlántica con EEUU y los sigue sin críticas, el gobierno de EEUU se asegura de que los gasoductos #NordStream exploten, como ha investigado meticulosamente el ganador del Premio Pulitzer, Hersh. ¿Qué intereses representa realmente el Gobierno Federal?», asestó la parlamentaria Sahra Wagenknecht, en un mensaje ampliamente replicado en Alemania.

El escritor Noah Kulwin, en un mensaje que también fue retuiteado por Edward Snowden, destaca una parte en concreto de la crónica, que, a su juicio, precisamente encaja en las operaciones encubiertas, tanto exitosas como fallidas, del gobierno estadounidense; particularmente al hecho de que poco antes de la misión de instalación de los explosivos, Biden pidió alterar el plan original de detonación en tiempo definido (dos días), a un sistema de activación a control remoto (lo que permitió activarlo presuntamente tres meses después).

Lo que resulta evidente, es que el NordStream no estalló por casualidad; se trató de un ataque premeditado, es un hecho contundente con base en la forma como se registró la explosión, y las posibilidades de autoría, se siguen haciendo cada vez más reducidas, y no solo exponen por lógica, quienes serían los responsables, sino que también se siguen acumulando testimonios y datos concretos que incriminan a la opción estadounidense.

El mismo autor recopila una serie de declaraciones de altos funcionarios del gobierno de Biden, quienes explican la forma en la cual se congratulan con los beneficios que están obteniendo rompiendo la relación comercial entre Alemania y Rusia, algo que también había sido expuesto desde hace años, como uno de los objetivos geopolíticos clave a largo plazo que se habían planteado los think-tank estadounidenses, para mantener su hegemonía en Europa.

Quizá para los EEUU, destruir el NordStream será un negocio muy rentable, pero habría que considerar también, no solo qué es lo que piensan en Rusia, sino también cual es la opinión de las familias alemanas, que han visto aumentar hasta 200% el precio de sus facturas de gas, a partir de la suspensión del suministro de gas ruso; se trata sin duda, no solo de un acto de intromisión, sino también un acto de guerra.

Según los testimonios y datos recabados por Hersh, no solo la misión, es considerada un fracaso, por el hecho de que los explosivos sí fueron utilizados, sino que el temor más grande que se tenía, era que la misión secreta se ventilara, y salieran a la luz los pormenores de quienes realizaron semejante acto de guerra; ahora que los datos ya han sido ventilados, los implicados estarán afrontando no solo el conflicto político interno más severo de su administración, sino que también hacen sonar cada vez más fuertes los tambores de la Tercera Guerra Mundial.


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