Columna AL TANTO: ENTRE EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL CALENTAMIENTO ELECTORAL

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José Antonio Ortega

Algo huele mal en el ambiente. Lacerada por el fuego que consume sus bosques. Agrietada por el sol que evapora sus lagos, la madre tierra sufre. Se revela y en su furia levanta tolvaneras. Enrarece la atmósfera y envenena el aire. Pareciera exigir al hombre que deje de hurgar en sus entrañas. Lanza las primeras señales: el clima se torna caluroso, el agua escasea.

Pero el hombre –ante ello- luce indiferente. Como si disfrutase el haberse convertido en el mayor depredador del entorno. En el transformador y productor de la riqueza. Afanado en impulsar el progreso, en garantizar el desarrollo y bienestar de la humanidad.  Ignorante, aun a sabiendas de que el futuro le alcanzará.

El cambio climático le acecha. La sequía y la hambruna amenazan su porvenir. Pero la especie humana prefiere mirar a otra parte. Depredar para generar riqueza, capital a manos llenas. El ser humano se yergue orgulloso de su inteligencia. Negado a hacer las paces con el planeta.

En todo el mundo, en todas partes. Los océanos se saturan con plástico. Incrementa el número de huracanes. Las ciudades se inundan. La agricultura y ganadería se abren paso entre la selva y el bosque. Se apoderan del espacio de la flora y la fauna silvestres. Todo sea por la urbanización, por el bienestar de la humanidad.

Pero nadie parece darse cuenta o finge demencia. El cambio climático es una amenaza que preferimos ignorar. Es un tema que hemos venido abordando desde hace cuatro décadas. Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en la ciudad Estocolmo, Suecia, en 1972, que “sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos y otros seres vivos”.

De manera más reciente, en la “Cumbre de la Tierra”, celebrada en 1992 en Río de Janeiro, Brasil. Punto de reunión en el que 178 países firmaron la Agenda 21. Años más tarde la otra “Cumbre de la Tierra”, celebrada en Johannesburgo (2002) o el Acuerdo de Paris (2015) para evitar el calentamiento global.

Así llegamos este 22 de abril al Día Mundial de la Tierra. Con varios catálogos de buenas intenciones: letra muerta en la práctica. Pretendiendo ignorar que alrededor de un millón de especies de flora y fauna están en peligro de extinción. Pasar por alto que lo importante es preservar nuestro hábitat y proteger la biodiversidad.

Porque lo que está en riesgo es la supervivencia de la raza humana. La tierra seguirá girando en su órbita alrededor del sol. Con el hombre, sin el hombre y a pesar de él.  La humanidad está en riesgo. Urge tomar medidas para evitar el deterioro del planeta: nuestra casa. Lo saben 190 líderes mundiales, pero sus intereses están en otra parte. Algo huele mal en el ambiente.

Mientras tanto…

Algo preocupante pasa en el espacio público de nuestro México lindo y querido. Con actores políticos empeñados en enrarecer la contienda. El órgano electoral bajo asedio del Ejecutivo y el Legislativo. Con un órgano jurisdiccional indeciso y un Presidente en  permanente campaña. Son elementos que suman a la rijosidad de precandidatos renuentes a acatar las reglas del juego.

Los tiempos de campaña avanzan con velocidad. Sin los candidatos a gobernador apadrinados por el presidente para competir en Guerrero y Michoacán. Morena y su dirigente con la esperanza de un fallo favorable. Aguardando el veredicto final de los magistrados electorales. Ansiando la venia de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Fallo de urgente resolución, ante la negativa de Morena para sustituir candidatos. Sentencia definitiva que les permita incluir en las boletas de votación los nombres de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón Orozco, como candidatos a gobernador en Guerrero y Michoacán ¡Faltaba más! Lo sabremos este miércoles.

Otras cosas ocurren al margen de este circo mediático. El Senado de la República aprueba la creación de un Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil. Atónitos y preocupados, los ciudadanos reciben la noticia. Tendrán que entregar a las compañías telefónicas datos sumamente sensibles.

De esta manera, los operadores se harán de datos biométricos. Una medida que se aprobó para combatir al crimen organizado. Para, hipotéticamente, librar a la sociedad del secuestro, la extorsión y otros delitos de alto impacto. Aunque en el fondo subyace el control de un estado totalitario.

El Senado de la República se equivoca. Incurre en un yerro al vulnerar la privacidad y protección de datos personales. Lanza al garete la seguridad de millones de usuarios de telefonía celular. Qué decir de su errático actuar en la ampliación del periodo constitucional al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Craso error.

Por lo tanto…

Hacen falta políticas públicas encaminadas al cuidado del medio ambiente y protección de la biodiversidad. Ser requiere de una mayor empatía con la naturaleza. El planeta comienza a dar claras muestras de agotamiento. El cambio climático demanda  de acciones concretas. Ya va siendo hora de que los políticos atiendan el tema.

Ya va siendo hora de que los actores políticos se ciñan a las reglas de la contienda electoral. El Ejecutivo y el Legislativo deben sacar las manos del proceso. Evitar la tentación de inmiscuirse en la actuación de los órganos electorales y jurisdiccionales autónomos. No hacerlo, evidencia su nostalgia de un estado totalitario que quedó atrás.

Como también quedó en el pasado ese afán de querer controlar la vida nacional desde el Ejecutivo. Hacen falta los pesos y contrapesos que significan los poderes Legislativo y Judicial. La autonomía en la actuación de diputados y senadores. La probidad de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Conviene expresar un rotundo no a la entrega de datos biométrico. Mantenerse alertas ante las nuevas reglas del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (PNUTM). Su aplicación representa más desventajas que beneficios. Es un padrón condenado al fracaso, destinado a seguir la ruta del Registro de Teléfonos Móviles. (Renaut), cuyo destino final nadie sabe dónde quedó.

Cosa de recordar que el famoso Renaut no cumplió con su objetivo. Los delitos de alto impacto no disminuyeron. La extorsión telefónica y el secuestro continuaron y la sensación de inseguridad no se acaba. Por eso el PNTUM está condenado al fracaso. Lloverán amparos en su contra y aumentará el encono contra quienes lo aprobaron.

 

 


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