Columna AL TANTO… Entre la pandemia y las alianzas: la elección que se avecina

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José Antonio Ortega

Nada fácil es soportar las inclemencias del tiempo. Gilberto Lozano y sus seguidores lo saben. El frío cemento de la plancha del zócalo capitalino se los confirma. El viento y la lluvia se los recuerda. Por eso se van. Han decidido levantar su campamento. Emprender la retirada. Abandonar la Plaza de la Constitución.

Son los integrantes del Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA). Han decidido no esperar al 30 de noviembre. Un plazo que ellos mismos establecieron. Un plazo fatal que no pudieron cumplir. Han constatado que no es lo mismo la protesta a bordo del automóvil. La caravana de fin de semana, que el plantón permanente.

La indiferencia del inquilino de Palacio Nacional les confirma lo que de antemano sabían: no se irá, cumplirá el periodo constitucional para el que fue electo. Él está allí por la voluntad de 30 millones de votantes y allí permanecerá hasta el 1 de octubre de 2024, como lo establece la Carta Magna.

Fracasaron. Por eso decidieron “levantar provisionalmente el Campamento por la Libertad y la Justicia” que ocupó la mitad de la plancha. Así lo anunciaron en Twitter. En el comunicado de prensa del Frente Nacional 14/11/2020 (Boletín 25-20), que circula a través de @OficialFrenaaa su cuenta de Twitter.

Pero no se rinden. Se van de vacaciones una semana. Volverán el 21 de noviembre para fortalecer el Gran Despertar de México y “para encarar con renovado brío (sic) las nuevas medidas de presión para lograr que López renuncie a la presidencia”.  Saben que otros, con más idea y recursos llenarán el espacio público, en un momento en que todo pasa por lo electoral.

En un periodo en que el País supera al millón de contagios por Covid-19. Con casos que incrementan en el día a día. En un momento en el que estamos a punto de alcanzar la temida cifra catastrófica: cien mil muertos por el virus SARS Co-V2. La incertidumbre sanitaria continúa, alimentada por la indiferencia cotidiana. Desbordada por el Buen Fin.

Mientras tanto…

En la acera de enfrente, el movimiento Sí por México cumple con uno de sus principales objetivos: “derribar los muros que dividen a la política de la ciudadanía” ¡Lo lograron! PAN, PRD y PRI los reciben con los brazos abiertos. Ya se habían tardado. Con la falta que hace nutrir la militancia ¡Son bienvenidos!

Lo bueno es que no se trata de un movimiento con fines políticos. No ¡qué va! Pero muy de la mano de los empresarios Claudio X. González Guajardo y Gustavo de Hoyos Walther, esas organizaciones lograron reunirse con los líderes de la diezmada oposición. Esa que fue derrotada en las urnas en los pasados comicios federales.

Muy juntos y contentos departieron en lujoso hotel de la Ciudad de México. Allí, con gran camaradería y entendimiento, liderazgos partidistas y “ciudadanos” lograron acuerdos, alcanzaron consensos y seguramente, concretarán alianzas. Es claro su objetivo: derrotar a Morena en la próxima elección federal.

Sin empacho. Con su elocuencia característica: Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, Marko Cortés y Jesús Zambrano aseguran estar dispuestos a negociar alianzas. Irán juntos en pos del poder. Como hermanitos que son PRI, PAN y PRD postularán a los mejores perfiles sean o no militantes de sus partidos, abriendo la puerta a Sí por México.

Buscarán candidaturas prestigiadas y competitivas. De las que carecen en sus filas. Por eso son bienvenidos los “ciudadanos” con los que se reúnen. Aseguran estar dispuestos a retomar las propuestas de Sí por México en sus plataformas. Inician la negociación para hacer las alianzas que venderán al electorado.

Después de todo, lo que está en juego en la elección del primer domingo de junio del año entrantes no es cosa menor. Van por  15 gubernaturas, 300 Distritos Electorales Federales, mil diputaciones locales y 2 mil 300 Ayuntamientos. Una elección como nunca antes vista, donde la pandemia también participa.

En la acera de enfrente. Desde la Alianza Federalista, también se preparan para dar la batalla. Ante el fracaso de sus negociadores: Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Silvano Aureoles Conejo y Miguel Ángel Riquelme Solís, también buscan incidir en esa elección.

De nada sirvieron los argumentos de los también ex alcaldes, ex diputados locales y federales locales e incluso ex senadores. Teóricamente su expertise como políticos profesionales que son, sería suficiente para negociar en San Lázaro 182 mil 397 millones de pesos para su Estrategia de Resarcimiento Presupuestario. No fue así.

No lo lograron. Por eso tejen otra estrategia y comienzan a urdir otro tipo de alianzas. Federalistas, inclusivas, todos caben incluso los dueños del gran capital. Los que estaban acostumbrados a no pagar impuestos a evadir al Fisco en el pasado reciente. Algunos de los grandes contribuyentes obligados por el SAT a pagar sus adeudos en este 2020, buscan incidir en la vida pública del país.

Son empresarios dispuestos a apoyar con financiamiento privado las campañas gobernadas por los aliancistas en: Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León,  y Tamaulipas. Dispuestos a negociar una cuota de participación del 30 por ciento de los candidatos que ellos propongan: quid pro quo.

Ya se descubrió que se reúnen por lo bajo. En Palacio Nacional los tienen monitoreados. Saben de su estrategia y de su afán por despojar a Morena de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión. De su intento por descarrilar a la 4T.

Por lo tanto…

Queda claro que la separación del poder político del poder económico, propuesto por el gobierno de la 4T, enfrenta enormes resistencias. Que no será nada fácil borrar de un plumazo, la corrupción pública y privada que prohijó durante 36 años el modelo económico neoliberal en México, como reflejo de un mundo neoliberal.

Todavía se ve lejano el ideal de que las instituciones gubernamentales dejen de ser utilizadas para consolidar fortunas. Hay intereses corporativos, tanto empresariales como mediáticos, empeñados en impedir que ello ocurra. Los grandes capitales juegan sus cartas. Quieren subirse al ring electoral, participar en la contienda.

Movimientos como Frena, que empezaron con paseos en automóvil, con cartulinas, banderas y claxonazos los fines de semana, le seguirán otros como el de Sí por México o el que impulsan –soterradamente- los integrantes de la Alianza Federalista.

Movilizaciones que le vienen “como anillo al dedo” a los partidos políticos tradicionales, a esos que por su desapego al sentir ciudadano y su mal desempeño como autoridades la ciudadanía redujo a su mínima expresión. A los que están ávidos de recibir en sus filas a los descontentos con el régimen. Que los mantiene en una realidad  en la que nunca pensaron verse: ser oposición.

Una oposición desdibujada, diluida, ausente de la vida pública y de los grandes temas nacionales, y  que criticarán los malos resultados en materia de: seguridad, educación, salud, corrupción, desarrollo económico. Cual feroces críticos, olvidarán o pretenderán que el electorado olvide a Genaro García Luna o Salvador Cienfuegos Zepeda, presos en Estados Unidos. No podrán.

Allí están y estarán presentes en la contienda los testimonios del ex director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, así como el de Emilio Zebadúa González, quien se desempeñó como oficial mayor en la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (SEDATU), y de la Secretaría de Desarrollo Social  (SEDESOL) vinculada a la estafa maestra.

El escenario que plantea el nuevo tiempo mexicano, requiere nuevas reglas, a la altura del momento que estamos viviendo. Sobre todo en el terreno electoral, donde tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación Electoral (TEPJF), deberán estar muy pendientes de la elección concurrente de 2021.

Se requiere de órganos electorales y jurisdiccionales atentos al financiamiento privado o ilegal que invariablemente permea en las campañas. Con especial atención al financiamiento de dudosa procedencia que obtienen los partidos políticos y que ocupan para la compra de voluntades que les permitan acceder a puestos claves en las administraciones de los tres ámbitos de gobierno: federal, estatal y municipal.

Pero sobre todo, se requiere de ciudadanos conscientes y participativos que con su sufragio universal, libre y secreto, definan en las urnas, el primer domingo de junio próximo, el rumbo que reclama una nación que a 110 años del inicio de la Revolución Mexicana, continúa con muchos rezagos y profundas desigualdades.

 


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