*En la siguiente postura se encuentran varios productores y realizadores, verdaderamente independientes, así como colectivos y productoras emergentes.
LA BALA EN EL PIE DEL CINE MEXICANO
Gerardo Lara
Los auto nombrados representantes de la «comunidad cinematográfica» han mostrado el cobre con su defensa vergonzante de los fideicomisos cinematográficos.
La declaración de sus productoras más relevantes en el sentido de que con la desaparición del FIDECINE ¡corre peligro el cine independiente! demuestra su abyecto cinismo. Cualquier filme subsidiado por el Estado deja de ser independiente en ese instante.
En los hechos, la COMUNIDAD CINEMATOGRÁFICA ha declarado su total DEPENDENCIA del Estado y sus lamentos son significativos «el cine mexicano en peligro de desaparecer» «sería un colapso para la industria» «El cine mexicano dejaría de existir» «se sofocaría al cine»etc etc y un montón de barbaridades más, esgrimidas por un club apanicado porque estuvo a punto de perder sus privilegios. Es decir según ellos sin el dinero público NO ES POSIBLE hacer cine en México.
Esa declaración de fragilidad, desnutrición y falta de imaginación nos explica el porque pulula un cine enclenque, de consumo desechable y que en su mayoría no se ve.
Sin embargo, nada hablan del tráfico de influencias, de la discrecionalidad en las decisiones, de las pésimas costumbres carpeteras y del fracaso absoluto como industria; es decir luchan para que todo siga igual; yo pensé que habíamos votado por un cambio, pero lo que prevalece es la conservación de los privilegios para una élite.
Si bien MORENA (el nuevo PRI) actúa con proverbial torpeza respecto a la cultura y su DUCE (AMLO) tiene una concepción nacional/socialista raquítica de la cultura; la desaparición de los fideicomisos era la oportunidad para hacer en verdad UN NUEVO CINE MEXICANO, para alejarse un momento de la concepción puramente mercenaria-
Es la oportunidad para que la mentada comunidad cinematográfica trabajase en igualdad de condiciones; como los neorralistas de la posguerra, salir a las calles a rascarnos con nuestras propias uñas.
