Día Nacional del Ajolote; mientras presumen peceras… destruyen su hábitat natural

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Este 1 de febrero se conmemora el Día Nacional del Ambystoma, mejor conocido como ajolote, uno de los anfibios más peculiares del mundo, pero que lamentablemente en la actualidad ha visto su hábitat natural casi totalmente destruido en nuestro país.

El día de hoy, el gobierno del Estado de México y varios gobiernos municipales, realizaron un evento para anunciar una nueva política de protección de humedales, así como también un programa de preservación del ajolote.

Es de elogiar la actitud del Secretario del Agua, de destacar la importancia vital de los humedales, a un día de que se conmemore también el Día Mundial de estos ecosistemas de vital importancia, sin embargo, se requiere doblegar de forma considerable los esfuerzos en cuanto a la preservación de especies, pues un centro artificial de conservación, no es el escenario ideal para el florecimiento del ajolote, una especie que no solo es emblemática, sino también representativa de nuestra región.

Cabe señalar que en el Ajolotario del Parque Sierra Morelos, no se tienen ni siquiera las condiciones para generar la reproducción de ajolotes; todos los ejemplares, se compran a una asociación que se dedica a esta labor en la Ciudad de México; por lo cual, lo que se tiene en el Ajolotario de Toluca, son básicamente peceras iluminadas y decoradas, para mostrar ajolotes que están siendo reproducidos en cautiverio en otra entidad.

Esto es una pena, pues en realidad el Valle de Toluca, era el hogar de muchas de estas especies, de hecho algunas como el Ambystoma Lermaense o Ajolote del Alto Lerma, es una especie endémica de la región, y particularmente de las Ciénegas de Lerma, donde hace décadas abundaban y se reproducían en su ambiente natural.

Hoy en día tanto el Ajolote de Lerma, como el Ajolote de Toluca (Ambystoma granulosum), se encuentran en grave peligro de extinción, y con su hábitat cada día más amenazado.

Ni en gobiernos anteriores, y aún tampoco en los actuales, ha habido una verdadera voluntad, por preservar de forma decididad el hábitat vital y originario que representan las Ciénegas de Lerma.

Los intereses corruptos de diversas poblaciones en colusión con autoridades, permiten que año con año, se sigan virtiendo cientos de toneladas de balas de plomo, producto de la cacería que también asesina de forma vil a decenas de especies de aves que llegan a este lugar, muchas de ellas tras realizar una increíble migración de cientos de kilómetros.

Hay especies de patos, que al igual que la mariposa monarca, realizan la sorprendente travesía de viajar desde Canadá hasta el Estado de México; no obstante que, a diferencia de las mariposas, aquí no se les recibe en un entorno protegido, sino que las autoridades son cómplices de que sean recibidas a balazos, matando cada temporada a miles de aves, y destruyendo de paso el hábitat natural que representan las Ciénegas de Lerma, principalmente la laguna de Chimaliapan, la más grande de las tres que alguna vez lucieron majestuosas en el Valle de Toluca.

Y no es el único atentado que permiten las autoridades contra el hábitat natural de los ajolotes, pues de igual forma las autopistas, Toluca-Naucalpan que ha causado irreversibles destrozos en la ciénega de Chignahuapan, y la Lerma-Tenango que genera múltiples afectaciones en Chimaliapan, siguen sin cumplir los compromisos de preservación que se habían establecido.

Entre las afectaciones más evidentes, están las filtraciones que generan que el agua del insólitamente tóxico Río Lerma se filtre a los humedales, generando así un daño que tardará décadas en sanar, y dejando en la agonía a múltiples especies que gradualmente han venido pereciendo en este hábitat que alguna vez fue fuente de vida.

Hoy, cuando finalmente múltiples administraciones están padeciendo gravísimos problemas por la falta de agua, quizá sea la última llamada para propiciar un verdadero compromiso ambiental, que genere el establecimiento de medidas enérgicas, que blinden de forma definitiva los humedales de la región, y permitan también el renacer del hábitat, para especies extraordinarias como lo es el ajolote, lo que representaría una muestra real de compromiso de preservación ambiental.

 

Foto de portada: Ajolote de Lerma (Rurik/Naturalista 2014 en Capulhuac, Estado de México)


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