El conflicto por la importación de maíz transgénico a México continúa en fase álgida, y no solo corruptas corporaciones como Bayer-Monsanto, Cargill o Syngenta están cabildeando para intentar evitar su contención, sino que también han encontrado cómplices en el sector empresarial mexicano.
Esto ha sido documentado por la organización El Poder del Consumidor, que acaba de publicar la primera parte de un estudio sobre el tema, titulado“Producción – La agenda detrás del glifosato y los maíces transgénicos”.
Cabe recordar que desde Washington, se ha venido intentando desde hace meses, eliminar las restricciones a la importación de maíz transgénico en territorio mexicano, lo cual ha venido enfrentando múltiples resistencias de parte del gobierno federal.
No solo las grandes corporaciones de transgénicos están buscando evadir estas resistencias, sino que también están actuando en complicidad con cámaras empresariales mexicanas, como el caso del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (Umffaac), denunció la organización.
Estas organizaciones, ejercen cabildeo de alto nivel en el gobierno federal, llegando a ejercer presión contra varios funcionarios y ex funcionarios del gobierno mexicano, incluidos algunos de renombre como Julio Scherer y Alfonso Romo.
«Esta interferencia ha sido posible gracias a acciones realizadas en el entorno político, la formación de preferencias, el entorno del conocimiento, el entorno jurídico, e incluso el entorno extrajurídico», señaló la organización a través del comunicado donde anuncia la presentación del informe, el cual constará de tres capítulos; dos de estos aún por publicarse.
Cabe recordar que a pesar de que México, por decreto, había anunciado inicialmente un veto total a la importación de maíz transgénico, posteriormente, gracias al cabildeo estas medidas se han venido reduciendo, y actualmente solo permanecen en lo referente al maíz para consumo humano, lo cual representa en realidad una parte menor de las importaciones totales de este producto.
Aún así, los conglomerados empresariales, donde también se incluyen firmas como Bunge, DuPont, BASF y Corteva, siguen presionando para ampliar las capacidades de exportación del maíz transgénico a México, apelando a los términos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
«La corrupción de la ciencia para beneficio de las corporaciones, el desconocimiento de evidencia que no conviene a sus intereses y la manipulación de la información permiten influenciar en la esfera política», señala la organización que elabora el reporte.
A pesar de que el gobierno mexicano había logrado posicionar por decreto la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo, y una serie de reformas a la Ley General de Salud en materia de Plaguicidas, las corporaciones internacionales persisten en su estrategia de provocar su anulación, a pesar de que la tendencia en muchos países desarrollados, es precisamente a eliminar la utilización de sustancias con alto potencial cancerígeno, como lo es el glifosato, además de que el maíz transgénico también atentaría contra las decenas de variantes de maíz originario, como han venido alertando desde hace años múltiples organizaciones sociales.
«Frente a la presión de las grandes agroindustrias y sus aliados políticos, es crucial contar con regulaciones sólidas que consideren la evidencia libre de conflictos de interés y garanticen así la protección de la salud humana, el medio ambiente y la soberanía alimentaria», asestó de igual forma la organización El Poder del Consumidor en su denuncia.
