El país debe ser gobernado por alguien que realmente quiera a su
gente y a su tierra y que comparta la riqueza y el progreso.”
Francisco villa
En 1988 el PRI logró mantenerse en el poder gracias a un fraude monumental, consolidado a través del pacto con el PAN, firmado sobre la tumba de Manuel Clouthier, era el inicio de una formación hibrida posteriormente conocida como PRIAN y también auspiciada por el PRD que vio incólume como caían decenas de sus militantes, mientras el candidato Cuauhtémoc Cárdenas desmovilizaba a las masas y se reunía en secreto con Carlos Salinas de Gortari, encargado de sepultar los logros de la Revolución mexicana y despojar al PRI de sus últimas capas nacionalistas revolucionarias.
Salinas de Gortari encabezó el derrumbe de México, no sólo por privatizar los bienes de la nación, sus recursos naturales, sino porque intentó aculturizar a las masas, en su imaginario México desaparecía para integrarse al gran mundo, lo mexicano dejaba de existir para dar paso a lo global, a lo mundano, generalmente bajo la tutela de Estados Unidos. Así es que su gobierno se constituyo en el más racista y clasista del siglo XX, una especie de despotismo ultra capitalista.
La forma en que terminó el sexenio de Salinas lo describe a la perfección; los asesinatos de Colosio y José Francisco Ruiz Massieu y la asunción a la presidencia de Ernesto Zedillo, el candidato de su eminencia gris Joseph Marie Córdoba Montoya; el cerebro que operó la imposición del neoliberalismo en México y que como vemos, sucedió a sangre y fuego.
El doctor Zedillo era en realidad un panista infiltrado en las filas del PRI y aplicó a carta cabal el programa de la opresión al máximo en lo económico y lo político, en una especie de “dictadura en relevos” encabezada por el PRIAN y que duró 24 años si contamos los sexenios de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, ¡el PRIAN duró en el poder 24 años! , durante los que se intentó terminar la obra de Salinas , hipotecar al país y desparecerlo culturalmente ,borrar todo alimento de su espíritu; programa insertado en “el fin de la historia” y “el fin de ela lucha de clases”. Sucede que no terminaron ni la una ni la otra.
Después de FOX, México ya no podía más, por ello, más de la mitad de los votantes se volcaron por el candidato Andrés Manuel López Obrador; fue necesario otro fraude monumental para que el PRIAN siguiera en el poder, pero ahora el candidato defraudado no desmovilizó a las masas, las convocó, les mostro el camino de la lucha y les prometió volver.
Así lo hizo seis años después y volvió a sucumbir ante la avalancha mediática y la inyección de dinero ilegal a la campaña de Peña Nieto. Dio la batalla, pero perdió, para atrincherarse en el México profundo y esparcir la convicción de la lucha permanente, el recorrido de AMLO por todos los municipios de México después de 2012 es clave para su victoria en 2018.
En realidad, desde el éxodo de la democracia en 1991, en que encabezó una caminata desde tabasco a la Cd e México para protestar por los fraudes electorales en todo el estado del sureste, se ha venido fraguando el movimiento bautizado como 4T y que tiene un rostro de partido político que es MORENA.
Más de 33 años después, aquel “peligro para México” está a punto de terminar su sexenio en el que se han vivido acontecimientos inéditos, por algo entre el GUÍA POLÍTICO y el pueblo hay un contubernio, una convención profunda, lo que crea una atmósfera de vientos huracanados y de que sin duda alguna se ha tejido un momento insólito en la historia del país, vaya que hemos vivido un drama político, ético moral, informativo; con más de trecientas representaciones anuales de la obra “la mañanera”, con sainetes camarales que ya tienen rating dentro de la población, con la irrupción de las redes sociales que han contrapunteado con éxito a los medios tradicionales, creo que si se vislumbra en el horizonte una “Revolución de las conciencias”
Con el fin de sexenio se viene un punto climático del drama, hay muchas aristas económicas y políticas que podrían definir su final, pero los focos de alerta máxima están puestos en la sucesión presidencial, de la forma en que se dé su culminación se sabrá si la 4 T continúa o se da una regresión.
Muchos piensan que el pueblo espera la señal del guía, pero en realidad la retroalimentación se da de manera inversa, el guía espera la señal del pueblo, en el caso de que ese dirigente sepa escuchar, el pueblo empuja al guía y no al revés.
Para que la 4T sobreviva triunfante y evitar su ruptura y el eterno retorno de la Revolución interrumpida, se necesitará la indómita fortaleza social de una auténtica Revolución.
Recordemos a Shakespeare que decía: “En el teatro como en la vida, el desenlace es lo que cuenta”.
