VERDADES MENTIROSAS… LA MINISTRA DE LA COSA NOSTRA

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          Donde hay poca justicia

es un peligro tener razón.

Francisco de Quevedo

 ¿Usted Puede ver a los ojos a tus hijos después de lo que dice? Le escribió por WhatsApp la ministra presidente de la corte Norma Piña a Alejandro Armenta, presidente del Senado de la República, en altas horas de la noche.

Después del azoro del Senador, que balbucea en sus mensajes, la ministra Piña presume de que “si quiere haga público el mensaje”, haciendo gala de machismo remata, “la historia nos juzgara”.

El mensaje parece más el de una ebria despechada que el de una ministra, pero en realidad el hecho va más allá de una pataleta de una señora invadida por la ira, nos habla del talante prepotente de la presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mensajeándole de manera prepotente, amenazante y vergonzante ¡al presidente del Senado de la República!

La magistrada tiene muchos antecedentes de desvergüenza y ahora no fue la excepción, salió a reivindicar sus mensajes y exigió que “no se confunda con amenazas, mi lenguaje directo y franco”; es increíble que alguien en su posición de super abogada le llame lenguaje directo a ¡un mensaje de WhatsApp!

Por donde se le vea, la representante de la suprema corte cometió una felonía, por el solo hecho de acosar, hostigar y agredir por mensajes de texto a otra persona; pero va más allá cuando se trata de la primera en la línea del poder judicial y el máximo representante del poder legislativo, es ni más ni menos que transgredir la división de poderes, lo que la hace inviable para el cargo que ostenta.

Pero la ministra Norma Piña tiene antecedentes vastos; mezquindad, soberbia, prepotencia y sobre todo injusta a carta cabal; que ella sea una impartidora de justicia es una VERDAD MENTIROSA dañina y turbulenta contra toda transformación. Ella en realidad parece la ministra de la cosa nostra.

Los constantes episodios protagonizados por la super abogada, que rayan en lo grotesco, revelan una personalidad frustrada, que no se gusta a sí misma y que usa su posición social y política para compensar ese vacío existencial que le aterra, lo que la hace transitar por la soberbia, la prepotencia y la ira; puede ser que este muy preparada como abogada, pero a nivel emocional está incapacitada para juzgar a nadie, es una aberración que sea ministra.

El dicho que causo la agresión al Senador Armenta, fue la propuesta de que el poder judicial requiere una reforma profunda, que los jueces sean elegidos por los ciudadanos, que le bajen a sus privilegios económicos y que dejen de estar al servicio de los intereses de la oligarquía.

¡Esas fueron las propuestas por las que Armenta no podía ver a los ojos a sus hijos!; vaya que la ministra Piña tiene problemas con su recepción de emociones, lo que debe ser un debate de altura, la representante del poder judicial lo convirtió en un pleito de cantina.

El comportamiento de la magistrada es el de un machín altanero y bravucón que está muy lejos de la pulcritud que debiera ostentar alguien en su cargo, es ella en sí misma un síntoma de la putrefacción del “viejo régimen” y es la encarnación grotesca de la derecha conservadora mexicana, más fiel representante aún que el mismísimo líder del PRIAN Claudio X González.

El anciano régimen se revuelve en su propia inmundicia y patalea presa de la ira, la responsabilidad del futuro régimen de la 4 T es mayúscula, sólo un corrimiento a la izquierda podrá resistir la avalancha; la candidatura idónea será aquella que demuestre ser capaz de enfrentar y derrotar el aluvión regresivo que se viene, ¿quién será?

Creo que el pueblo sólo espera una señal para volcarse en urnas, de esa señal dependerá el destino de México.


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