Columna SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS… Aquí, en algún lugar: “Tomo lo que encuentro” con Virus en la “Locura”

Comparte:

¡Dedicado a los que ya no están

e hicieron mejor nuestras vidas!

Felix Morriña 

Veo y siento caer el sereno del helado amanecer, con la complicidad de la mítica luna de fin de año en el altiplano mexiquense. Me dejo llevar por los sucesos trascendentales en mi pequeño loft de adobe metepequense tras un año de feliz y complicado arribo. Tengo la mirada orgullosa de quien se ha ganado la vida en esta intensa batalla de vivir al día, al límite, orillado por las circunstancias. “No pienses, siente”, me dije. No había qué decidir, sino hacer, una vez que la Caja de Pandora se abriera. Todo implotó, pagando a favor alto precio.

El destino me busca, yo lo observo. Punto y seguido: nada detiene el curso de la vida. Hay que visualizarse, mirar lejos, es la recomendación. Dejar todo atrás para avanzar. ¿Para qué estás listo? Yo sé cuánto debo esperar. Tienes que entrenar. ¿Para qué pasan las cosas? ¡Que hable la obra, no su vida! Mensaje urgente: importante quien habla, pero mejor quien escucha. Cambiar la estrategia con el secreto de la cacería: la paciencia. Un hombre sin tierra, no tiene historia, ni gloria.

Escucho y leo una y otra vez estos lineamientos de la serie italiana “El Cazador”, basado en el libro del magistrado antimafia siciliana de los años 90 del Siglo XX, Alfonso Sabella, “Cacciatore Di Mafiosi” (Mondadori, 2008), donde se narra la vida de Leoluca Bagarella, mejor conocido como Don Luchino, regente de la Cosa Nostra, y toda la mafia imperante en esos años en Italia, mientras que México estaba inmersos en el Salinato. La serie la recomiendo de manera amplia para todos aquellos que deseen conocer un poco de historia sociopolítica, cultural y económica de la Italia dominante en delincuencia organizada a nivel internacional.

Tras engullir por los ojos la primera temporada sin parar, como otras series de las que les hablaré más adelante, decidí someterme a la terapia sonora. Tras reacomodar de nueva cuenta la casa hogar, búnker, consultorio clínico, sex shop, guarida, galería de arte, entre otras cosas, después del #50Renacimiento y la redirección de las cosas, me encontré con un discazo que me sacó del ambiguo estado en el que estuve inmerso por días, resolviendo de todo y de golpe.

Me dio una sacudida tremenda el disco “Locura” de la exquisita, elegante y vanguardista banda argentina Virus, el cual tenía abandonado por completo, sin saber que en él estaban muchas respuestas que necesitaba recordar y aplicar ahora. Las ocho canciones que lo comprenden pueden describir el estado anímico con el que voy resolviendo el día a día pandémico con pérdidas irreparables, agradeciendo lo que tengo, sin esperar nada, sólo fluyendo, dejando que las cosas pasen; luego entonces, parafraseo al poeta Antonio Machado diciendo con precisión: “La vida es corta y además no importa”.

Le digo a mi primogénita con sus tres lustros de vida recién cumplidos, que asuma el rol de la existencia y que tenga presente los tiempos felices que nos tocaron vivir juntos, para que no cargue con nada que impida su crecimiento. Le explico que en la humanidad muchos son personas horribles, porque son de este “Tiempo”, y este tiempo es horrible. Sé que ella lo entiende mejor que yo, porque ella vino a sanarme, a enseñarme el camino de regreso, al origen, porque bailando sobre mi propio eje descubro que la vida tiene sentido sólo por el viaje, porque habrá que regresar al punto de partida siendo felices, aún en la terrible realidad.

Cuando escucho “Pronta entrega” de Virus con la voz de Federico Moura; la guitarra de Julio Moura; el teclado de Marcelo Moura; los sintetizadores de Daniel Sbarra; el bajo de Enrique Mugetti y la batería híbrida de Mario Serra, no tengo manera de dejar de cantar y bailar: “… Sofocado por el sueño y la presión/ Busco un cuerpo para amar/ La distancia va perdiendo su espesor/ Pronta entrega por favor./ Me puedo estimular/ Con música y alcohol/ Pero me excito más/ Cuando es con vos…”.

Luego sigue la canción que me salva por completo y que lleva parte del título de la presente columna: “Tomo lo que encuentro”. La letra es más que explícita: “No me imaginaba que eras tan ‘Le Lush’/ Tu beso en el vidrio dejó marcado el rouge/ No me importa nada en cuestión de amor/ Tomo lo que encuentro/ Me siento algo mejor./ El avión ya despegó/ Con destino a Nueva York/ Es un viaje de placer/ Alquilado para…/ No me imaginaba…”.

La rola es composición de Federico Moura y es parte del disco “Locura” de 1985, quinto disco de estudio de Virus. Para aquella época la música de Virus en México era tildada de jotería, música para gays, putos, maricones, nerds discotequeros y música de hijos de la pandemia del VIH-Sida. Más allá de los prejuicios, moralidades y de la muerte de Federico Moura por esa pandemia, como ahora mata en masa la del #Covid-19, Virus en una de las bandas que están en la memoria colectiva del rock bien hecho y propositivo, que con los años, alcanza valores más elevados que ayudan a sacar del bache a quien se le acerque.

Cuando salió al  mercado “Locura”, justo cuando estaba por convertirme en “ceceachero”, vamos un bachiller, como ahora mi primogénita, este disco era muy difícil de conseguir en México, porque eran tiempos apenas de apertura para el rock en habla hispana, derivada de las dictaduras perfectas. Me lo regaló un amor mucho mayor  para que entendiera muchas cosas que ahora comprendo. ‘Pecados para dos’, ‘Destino circular”’, ‘Dicha feliz’, ‘Lugares comunes’ son rolas nodales de “Locura”, pero además de ‘Tomo lo que encuentro’, las canciones ‘Luna de miel en la mano’, ‘Dicha feliz’ y ‘Sin disfraz’, no tienen gollete, son parteaguas en  la vida de todo ser amoroso en transición.

COLOFÓN DEDICADO A MARADONA

Cual Maradona en el amor, quiero saber exactamente el momento y el lugar del reencuentro con mi amor, mi pasión. Él con el balón, yo con el mundo. Para “El Diego”, la representación básica del mundo es el balón en la cancha y cualquier lugar donde exista complicidad, como en el amor y su perverso y satisfactorio juego existencialista.

Maradona enseñó al mundo que hay que convertir la perfección en costumbre, tal y como lo plasma el maestro escritor, ex campeón el mundo con Maradona en México con la Selección Argentina, y del que fuera cerebro tras la cancha en el Real Madrid, Jorge Valdano, en su dedicatoria a Maradona publicada en el periódico español El País, cuando se enteró de su fallecimiento por paro cardiorespiratorio, el pasado miércoles 25 de noviembre.

Tengo la noble elegancia de engañar como el mejor mago que sabe que llegó el día de colgar el traje. Tengo la personalidad napoleónica para afrontar las grandes batallas. ¿En qué lugar eres feliz? Maradona en la cancha, yo redactando esto. Yo, como Maradona, también escapé de mí, me digo una y otra vez para recordarme que soy también el ave fénix que renace de sus cenizas.

Queridos seguidores, seres amados, llegó el último mes del año bajo circunstancias atroces para miles en el Valle de Toluca, en México y en el mundo, por la gran cantidad de muertes por diversos diagnósticos, en especial, por la pandemia del #Covid-19, les pido resistan, pidan apoyo a quien consideren prudente, ayuden a quienes puedan, y si les es posible, asistan a quien esté en fase terminal de cualquier enfermedad; pero sobre todas las cosas, ¡cuídense! ¡Los abrazo!

Recuerda: ¡nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!

Virus, “Pronta entrega”:

https://www.youtube.com/watch?v=mGrytooF2Ts&ab_channel=MelomanoAntiguo

Virus, “Tomo lo que encuentro”:

https://www.youtube.com/watch?v=wKmoadoR2KA&ab_channel=manuel25dic

Virus, “Luna de miel en la mano”:

fmorrina@yahoo.com.mx

Facebook: Félix Morriña

Instagram: @felixmorrina

Twitter: @fmorrina


Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Clic aquí para ver Apocaliptic en Google Noticias, suscríbete dando clic a la estrella