La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución impulsada por la Federación de Rusia para combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas asociadas al racismo y la intolerancia, una iniciativa a la que México volvió a brindar su respaldo, en línea con la postura que ha sostenido en años recientes dentro del organismo internacional.

La votación se llevó a cabo el pasado 15 de diciembre, durante la sesión plenaria del 80º periodo de sesiones de la Asamblea General. El proyecto fue elaborado de manera conjunta por 44 países de distintas regiones del mundo.

Resultados de la votación en la Asamblea General

En total, 119 países votaron a favor de la resolución, mientras que 51 delegaciones se pronunciaron en contra y 10 países optaron por la abstención. México se ubicó dentro del grupo de naciones que respaldaron el documento, al igual que como hicieran en la resolución del año pasado.

El resultado refleja que una mayoría de Estados miembros coincide en la necesidad de reforzar los esfuerzos internacionales para frenar la normalización o justificación de ideologías vinculadas al nazismo y sus expresiones contemporáneas; con excepción de los países occidentales, principalmente de la Unión Europea, Estados Unidos y sus aliados.

Contenido central de la resolución

El texto aprobado condena de manera explícita la glorificación del movimiento nazi y de antiguos miembros de las SS, incluidas las unidades de las Waffen-SS, las cuales fueron declaradas organizaciones criminales tras los Juicios de Núremberg.

Asimismo, manifiesta una profunda preocupación por los intentos de presentar como héroes nacionales a seguidores del régimen de Adolf Hitler, prácticas que —según el documento— se expresan mediante actos públicos, marchas con antorchas, cambios de nombre de calles o la inauguración de monumentos conmemorativos.

La resolución también denuncia la destrucción o retiro de monumentos dedicados a quienes combatieron el nazismo y el fascismo, así como las restricciones o prohibiciones a símbolos asociados con la victoria sobre ese régimen durante la Segunda Guerra Mundial.

Defensa de la memoria histórica y compromisos internacionales

Otro de los ejes del texto es la defensa de la memoria histórica de las víctimas del nazismo, al señalar que la reinterpretación o blanqueamiento de ese periodo afecta de manera negativa a las nuevas generaciones y contradice los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.

El documento subraya además la inadmisibilidad de cualquier ideología basada en la supremacía racial, étnica o religiosa, y vincula este fenómeno con el incremento de distintas formas de discriminación, xenofobia y odio religioso que se observan en diversas regiones del mundo.

Desde Moscú se destacó que la aprobación de la resolución tiene un valor simbólico particular, al coincidir con el 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, así como con la creación de la ONU y el Tribunal de Núremberg.

La cancillería rusa sostuvo que, pese a la oposición constante de varios países occidentales a este tipo de iniciativas, la votación demuestra que una mayoría de la comunidad internacional respalda los esfuerzos para enfrentar la glorificación del nazismo y sus manifestaciones actuales.

Antecedente de la postura mexicana

El respaldo de México a esta resolución no constituye un hecho aislado. En noviembre del año pasado, el país también votó a favor de un proyecto de características similares presentado por Rusia ante la Asamblea General, manteniendo una línea de coherencia en su posicionamiento diplomático sobre este tema.

Con su voto más reciente, México reafirma su postura de condena al nazismo y a cualquier forma de discriminación o exaltación de ideologías totalitarias, dentro del marco de los debates multilaterales de la ONU.

La Federación de Rusia expresó su convicción de que la adopción de esta resolución contribuirá a fortalecer los esfuerzos internacionales contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia, al sentar bases normativas para impedir la distorsión de la historia y la legitimación de ideologías de odio.