VERDADES MENTIROSAS… Cien años de Marlon Brando

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 El 3 de abril de 1924, en Omaha Nebraska, nació Marlon Brando, la encarnación del actor cinematográfico; formado por Stella Alder, alumna de Stanislavski, pertenece a esa línea actoral bautizada como “método”, sin embargo, el icónico actor abjuró del teatro, del cine y del oficio de la actuación.

Brando murió en julio del 2004, hace 20 años, y en aquella ocasión escribí una reflexión que ahora reproduzco en esta columna.

Marlon Brando ha muerto. El engendro mayor de la cinematografía, su salvaje bastardo, el monstruo de la polinesia, la bestia de Mulholland Drive, rindió tributo a la madre tierra ¡como cualquier otro mortal!

Hijo prodigo y prodigio de las cloacas del arte del siglo XX, logró fundir la vida con el mito; él era, a pesar suyo, el animal cinematográfico por definición.

Sus películas, las memorables y las patéticas, sus personajes, cimeros y simeros, son tan solo partes de su papel más importante: el estelar de su propia vida.

Su definición de la actuación como “una profesión inútil y vacía”, es representativa de su visión de un mundo inútil y vacío, en el que la ironía y la cólera son las armas defensivas.

¿Cómo fue que alguien se convirtió en clon de la emoción humana? No hay forma de saberlo. Podremos tal vez hacer arqueología, revisar las huellas y pensar en la frase:” El Último Tango en París”, poderoso título que podría cobijar la historia del cine bajo su manto; o la frase: “Un tranvía llamado deseo”, de múltiple catadura histórica; o buscar sus apariciones laureadas con el Oscar: “Nido de ratas” y el “Padrino”, ¡cómo se llena el cuadro a cada mención!: todas en conjunto forman parte de un encuentro capital: el encuentro del cine con Marlon Brando.

Brando ha muerto y la orfandad de las pantallas es ahora absoluta ¿quién va a llenar el cuadro? ¿será el futuro de Hollywood y sus copistas del nuevo cine mexicano la inutilidad y el vacío? En este caso es notorio que el cine ha perdido a Brando hace muchos años, de hecho, nunca fue suyo del todo.

Individualista a ultranza, “Bud” fue siempre la paradoja en el zapato del star/sistem, que más que parirlo, lo adoptó. Ser una estrella, atentó contra el anonimato que el Rey del individualismo amaba. Quizá de ahí viene la inusitada postura del actor: “Si me pagan lo mismo por barrer el set que por actuar, prefiero barrer el set”

Hollywood es un padre ingrato con el más brillante de sus hijos, lo despreció y lo abominará en el futuro, a pesar de que como buenos necrófilos le hagan más de una fiesta y lo celebren como suyo.

Temen del temerario actor su permanente estado de gracia. Situación que le permitía ver a sus colegas de la “meca del cine” y al mundo en general desde un estadio superior de observación.

La ruptura del fingir y el advenimiento del actuar, que le costó a Marlon abandonar su prometedora carrera teatral, es un hito y un mito en la historia de las artes dramáticas, hazaña opacada, diluida y finalmente exterminada por la generación televisiva que restauró el fingir y sepultó ¿para siempre? El actuar.

Quizá en estos días tengamos oportunidad de revisar su filmografía completa, tarea necesaria para toda gente de cine. Habría que revisar también su biografía: “Las canciones que mi mamá me enseñó”. Principalmente hagamos votos para que las nuevas generaciones actorales/luminarias/televisivas de México, que campean en nuestras pantallas grandes y chicas, se den la oportunidad de mirar hacia Marlon Brando, aprenderán algo o en una lluvia lucida e inusitada optarán por el retiro.

 


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