Unas semana antes de que el valiente pueblo de Texcapilla, en el municipio mexiquense de Texcaltitlán, se rebelara ante al crimen organizado que lo oprimía, los productores de Coatepec Harinas, Villa Guerrero y otros municipios del otro sur, el de tierra caliente, ya habían pagado el “derecho o cuota por uso de suelo u operación comercial” correspondiente al 2024 impuesto por la organización criminal autodenominada FM.
Diversos testimonios señalan que antes de los violentos hechos en Texcaltitlán “ya habíamos pagado. Cuando eso pasó, los malos ya habían cobrado las cantidades fuertes”. Tan empático como dramático resulta el resto del comentario de los productores y comerciantes consultados por este reportero:
“Pero nosotros, como sea tenemos con qué pagarles… Los de allá (Texcaltitlán) siembran habas y chícharos, la mayoría en terrenitos pequeños, ¿qué pueden producir, qué pueden vender, cuanto pueden ganar? Para ellos pagar ese peso por metro cuadrado es quedarse sin nada”…
El pensar de los productores y comerciantes de los municipios del sur del Estado de México, tanto el de tierra caliente como el del sureste, lo dice todo: el “nuevo gobierno” cuando menos pecó de omisión o desconocimiento de la grave realidad que vive la entidad y que requería, desde el primer segundo de su gestión, de acciones firmes y contundentes en todos los sentidos. Tal y como lo hizo con los programas sociales (del todo elogiables), también lo debió hacer con la seguridad de los mexiquenses.
Es un hecho que todo lo terrible que pasa en el sur del Estado de México es una herencia de los anteriores gobiernos estatales y federales. Claro está que el gobierno de la maestra Delfina nada tiene que ver con la realidad que vive el sur mexiquense. Pero…
Desde meses antes ya había focos rojos en la región sureña mexiquense donde se ubica el municipio de Texcaltitlán. En Coatepec harinas, unas semanas antes de que Alfredo Del Mazo Maza le entregara el poder a Delfina Gómez Álvarez, en la Delegación de Agua Amarga, a unos kilómetros de Texcaltitlán, otro pueblo valiente defendió a su delegado que había sido secuestrado por la FM ante la negativa del pueblo a pagar las “cuotas” establecidas por la organización criminal.
Ahí en Coatepec de Harinas, por poco y pasa algo peor que en Texcaltitlán. Un antecedente que cualquier nuevo gobierno de una entidad de la envergadura del Estado de México tendría que saber, valorar y atender para prevenir.
Las acciones en materia de acción social emprendidas por la administración de la gobernadora Delfina en Texcaltitlán y en otros municipios tras la terrible matanza podrían tener algún efecto en el futuro, pero por ahora la percepción ciudadana es que se intenta “tapar el pozo después del niño ahogado”.
Por lo pronto, y así lo dicen los productores: “los malos ya cobraron lo suyo. Recibieron el 2024 durmiendo tranquilos…»
