VERDADES MENTIROSAS… En memoria de Juan Quezada Celada

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           “No te alteres por nada, las cosas siempre

            se acomodan a cómo van a ser”

                   JUAN QUEZADA

El gran artesano Juan Quezada, falleció el pasado diciembre en un accidente automovilístico en su rancho situado en Mata Ortiz Chihuahua a los 82 años; murió físicamente pero ese hombre es inmortal.

Conocí a Juan Quezada en 1999 cuando filmé un documental titulado MATA ORTIZ PUEBLO DE ARTESANOS, volví a verlo en el año 2005 cuando lo entrevisté, en busca de más información para un guion de largometraje, titulado MILAGRO EN PAQUIME.

Su historia es fantástica, siendo un hombre nacido en la sierra, jamás aprendió a leer ni a escribir y a los doce años se dedicaba a transportar leña en burros para ayudar a la economía familiar; fue en uno de esos viajes en que, siendo un niño curioso, encontró una cueva en la que escarbó como un juego e hizo un hallazgo capital: encontró restos de unas ollas de la antiquísima cultura Paquimé.

A partir de entonces vivió con una obsesión ¿cómo construyeron sus ollas aquellos antiguos pobladores?; entonces se dedicó a experimentar y a errar, hasta que logró hacer imitaciones muy exactas, que comenzó a vender como originales, por lo que fue apodado “el loco de las Ollas”.

Una de esas ollas “falsas” fue a dar a un bazar en Demi Nuevo México y fue descubierta por el antropólogo Spencer MacCallum, que impresionado por aquel objeto que pretendía ser original.

El antropólogo se dio a la tarea de buscar al creador de aquella olla “falsa”, así que llegó a Mata Ortiz y encontró al “loco de las ollas” Juan Quezada que entonces tenía 15 años.

Entonces Spencer contrató a Juan para que siguiera haciendo ollas, para que experimentara; fue una creación insólita pues para su fabricación Juan Quezada no usó ningún procedimiento químico;  logró un material especial de barro combinando diferentes tipos de tierra, extrajo pintura del mismo barro y horneó sus ollas sin horno, simplemente aprendió a “quemarlas# bajo la tierra, con ocote y muñiga de Vaca, sin diseño alguno, ensayó trazos y líneas insólitas para pintar sus ollas.

Cuando logró la olla perfecta, el antropólogo enseño a Juan a firmar sus ollas, lo llevó a una subasta en Nuevo México y logró vender su primera olla; así desmintió la VERDAD MENTIROSA de que la artesanía sólo se aprende del maestro a el aprendiz.

A partir de entonces, Quezada perfecciono su técnica y su estilo y se llegó a convertir en un artesano de fama internacional, al grado que dio conferencias en Estados Unidos, Europa y Japón y no aprendió nunca ni a leer ni a escribir.

Pero el gran artesano no se detuvo,comenzó a enseñar su técnica a pobladores de Mata Ortiz Chihuahua, que tenía años de ser un pueblo fantasma, pues la desaparición del ferrocarril lo había condenado a la miseria.

Entonces surgieron artesanas y artesanos que desarrollaron su estilo propio, dándole a las ollas de Mata Ortiz una gran diversidad de diseños y técnicas, que hoy en día son famosas mundialmente.

Al llegar el siglo XXI Juan fue distinguido como premio nacional de arte popular.

Cuando filmé el documental, recorrí junto con él la sierra tarahumara por aire y por tierra y aprendí de el maestro una lección de tesón y humildad.

Años después le mostré el documental y lo entrevisté para un guion de largometraje y su reacción fue maravillosa, me abrazó y me dijo que de todo lo que se había filmado sobre su historia, era el que más lo conmovió.

Desde aquí rindo homenaje a un ser de luz, un auténtico artista y un ser humano de altos vuelos.

Que VIVA JUAN QUEZADA.


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