En #Metepec, la cena más romántica de México

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Este 14 de febrero, el corazón de Metepec latirá al ritmo de saxofones, violines y susurros románticos. La Plaza Juárez se transformará en un gigantesco comedor al aire libre, donde más de mil parejas —y alrededor de dos mil almas— compartirán una velada única, organizada por el Ayuntamiento para celebrar el Día del Amor y la Amistad. Pero esto no será una cena cualquiera: es un evento donde la luna será la testigo principal y las velas dibujarán sombras cómplices sobre las mesas.

La originalidad del plan comienza con el código de vestimenta: blanco impoluto para todos. Imaginen el espectáculo visual: un mar de telas claras iluminado por el titilar de las llamas, mientras un trío musical y un violinista tejen melodías que competirán en dulzura con los murmullos de las parejas. Eso sí, el menú —una cena de dos tiempos— promete conquistar no solo corazones, sino también paladares.

Curiosamente, para asistir a esta experiencia había que cumplir dos requisitos: ser vecino de Metepec y haber superado la cuarta década de vida. Las invitaciones, distribuidas en la Dirección de Desarrollo Social, se agotaron más rápido que chocolates en febrero. Los afortunados no solo cenarán gratis, sino que podrán inmortalizar la noche en *spots* fotográficos instalados en la calle Porfirio Díaz. Lo mejor: las imágenes se entregarán al instante, evitando esa incómoda espera de «te las mando por WhatsApp mañana».

A las 19:00 horas, cuando el reloj marque el inicio, la explanada se convertirá en un rompecabezas de mesas, risas y miradas cómplices. Entre bocados y brindis, el saxofonista se encargará de acelerar pulsaciones, mientras las parejas descubren que, después de los 40, el romance no se apaga: se sazona con complicidad y cenas gratuitas bajo las estrellas.

¿El objetivo del Ayuntamiento? Demostrar que el amor no entiende de edades ni de presupuestos. Y si alguien duda de la magia, bastará con mirar al cielo: hasta la luna de Metepec sonreirá esa noche, celeste y literaria, mientras las cámaras capturan sonrisas que, quizá, terminen en marcos de fotos o en memes familiares. ¡Una velada donde el único garantizado es que habrá historias para contar por años!


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