A casi siete años de haber asumido la titularidad de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero enfrenta el momento más delicado de su gestión. Aunque no existe confirmación oficial de que haya presentado su renuncia, el clima político y los acontecimientos de las últimas horas permiten concluir que su salida es inminente y que el relevo ya comenzó a gestarse.
Señales que se acumulan
Entre el martes 25 y el miércoles 26 se conocieron versiones procedentes de fuentes legislativas y del propio Ejecutivo que afirmaban que el fiscal había entregado, o estaba a punto de entregar, su carta de renuncia. El argumento principal sería su estado de salud, mermado en los últimos meses y acompañado de ausencias notorias en momentos clave.
La mañana del jueves 27, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó haber recibido un documento proveniente del Senado vinculado al fiscal. Aunque evitó asegurar que se tratara de una renuncia, explicó que la Consejería Jurídica de la Presidencia ya lo analiza y que el viernes 28 dará información completa. Subrayó que, hasta ese momento, Gertz Manero no le había manifestado de manera directa ninguna dimisión.
Horas más tarde, el Senado entró en sesión plenaria extraordinaria. La agenda oficial no contempla la discusión del caso, pero legisladores de diversas bancadas admiten que el tema se aborda en privado. Cerca de las 17:00 horas, la sesión continuaba entre recesos, sin que se hubiera leído ningún documento en el Pleno ni permitido el acceso total de la prensa al recinto.
Lo que está confirmado
A pesar de la reserva institucional, hay hechos verificados: el Senado posee un documento relacionado con una posible salida del fiscal; los legisladores analizan el rumbo que tomará el asunto; la presidenta ofrecerá información definitiva en la conferencia matutina del viernes; y tanto la FGR como Gertz Manero han mantenido absoluto silencio.
Las explicaciones que dominan el escenario
En el terreno político conviven dos versiones. La que se perfila como oficial apunta a motivos de salud, suficiente para justificar una renuncia voluntaria y evitar procesos más complejos.
La otra, difundida en espacios periodísticos, sostiene que existen tensiones entre la Fiscalía y el nuevo gobierno, relacionadas con la lentitud en la judicialización de casos delicados y con ausencias del fiscal en reuniones del Gabinete de Seguridad. Entre las situaciones más mencionadas aparece el retraso en la ejecución de órdenes de aprehensión de alto perfil, incluido el caso del empresario Raúl Rocha Cantú.
Lo que ocurriría si la renuncia se formaliza
De concretarse la salida, el Senado tendría que recibir y aprobar la renuncia por mayoría simple. En ese momento, la presidenta designaría a un fiscal interino mientras se abre el proceso de selección del nuevo titular.
La ley establece que la Cámara Alta debe elaborar una lista de aspirantes, de la cual el Ejecutivo elegirá una terna que volverá al Senado para su ratificación.
Si no existe acuerdo en dos rondas, la presidenta puede nombrar directamente al nuevo fiscal, lo que mantiene al Poder Legislativo bajo presión para construir consensos.
Quiénes aparecen en el radar político
Los nombres que mayor fuerza han tomado en las últimas horas son los de Ernestina Godoy, consejera jurídica de la Presidencia y considerada cercana al proyecto de Sheinbaum; Arturo Zaldívar, exministro presidente de la Suprema Corte y actual asesor del Ejecutivo; y Omar García Harfuch, secretario de Seguridad federal, mencionado con menor probabilidad pero presente en el debate público.
La postura de los bloques legislativos
En el Senado, Morena y sus aliados guardan discreción, aunque reconocen en privado que el relevo es prácticamente un hecho y buscan que ocurra sin sobresaltos.
La oposición, integrada por PAN, PRI, MC y PRD, exige claridad absoluta y una revisión pública de las razones detrás de la salida, además de advertir que, ante cualquier irregularidad, acudirán a la Suprema Corte mediante recursos constitucionales.














