- Un hallazgo que podría revolucionar nuestra comprensión del universo
Este 10 de septiembre de 2025 fue publicado en la revista Nature los resultados de una investigación conducida por un equipo de la NASA, donde se exponen los resultados del análisis de una roca en Marte en la que se habrían encontrado los más cercanos indicios de vida de los que se tenga registro en el planeta rojo.
El descubrimiento de Cheyava Falls
El fragmento de roca, denominado Sapphire Canyon, se encontró en una formación rocosa más grande conocida como Cheyava Falls y fue investigado por el róver Perseverance de la NASA. Cabe recordar que desde febrero de 2021 este vehículo espacial ha estado explorando la superficie de Marte y, a la fecha, se ha documentado que ha recolectado al menos 27 núcleos de roca de diferentes secciones cercanas al lugar donde amartizó.
Esta roca en particular se encontró en las inmediaciones de un lecho de río seco en la zona del cráter Jezero en la región conocida como Bright Angel. Los científicos habían calculado que se trata de una especie de gran cañón donde billones de años atrás pudo haber corrido un río debido a las características geográficas del terreno.
Por eso es que en este lugar en particular se han realizado varias investigaciones, siendo una de las más sustanciales la que acaba de ser presentada en la revista Nature a través de un grupo de científicos encabezados por Joel Hurowitz, quien es astrobiólogo de la Universidad de Stony Brook y director del laboratorio de propulsión a chorro de la NASA.

Las «manchas de leopardo»
Lo que los científicos encontraron básicamente fue que en esta roca había unas manchas muy particulares que llamaron «leopard spots» o «manchas de leopardo» y que pudieron haber sido generadas por vida microbiana.
Los investigadores tomaron en cuenta el análisis con diversos instrumentos que lleva el róver Perseverance y que permiten realizar un análisis a fondo de la roca a través de diversos procedimientos.
Los científicos en este estudio, revisado por pares y publicado poniendo todos los datos a disposición de la comunidad científica para que sean analizados de forma abierta y discutidos plenamente en el ámbito astronómico, aclaran que no necesariamente podrían ser consecuencia de un proceso biológico, sino que también las manchas pudieron haber sido generadas por un proceso químico.
No obstante, tras los diferentes análisis realizados, los científicos concluyen que es más probable que haya sido generada por vida microbiana debido a diversas características encontradas en las manchas.
Aún así, la evidencia aún no descarta de forma absoluta que pudieran haber sido generadas por procesos químicos, por lo cual también se espera poder recuperar algunas de estas muestras y analizarlas con mayor detalle en un futuro.
Esto podría suceder ya sea si se logra concretar el regreso de muestras al planeta Tierra —algo que también ha presentado complicaciones en meses recientes y aún se está analizando la posibilidad— o bien que pudieran realizarse investigaciones más a fondo en el mismo planeta rojo a través de instrumentos enviados con una sonda posterior.
Un hito para la astronomía
Katie Stack Morgan, una de las científicas del proyecto Perseverance, declaró al respecto: «Hacer un hallazgo tan significativo como una posible biofirma en Marte y llevarla a una publicación revisada por pares es un paso crucial en el proceso científico porque garantiza el rigor, la validez y la importancia de nuestros resultados. Y aunque las explicaciones de que haya ocurrido un proceso abiótico para lo que vemos en Bright Angel son menos probables, dado los hallazgos del artículo, no podemos descartarlas».
Se trata de un avance importante del entendimiento del ambiente marciano donde se destaca también la colaboración internacional con diversas instituciones académicas y de ciencia para el análisis y la búsqueda de evidencias de vida extraterrestre.
Estas estructuras minerales serían ricas en hierro-fósforo y hierro-azufre, y estarían asociadas con carbón orgánico formadas por procesos redox a bajas temperaturas. Estas características son precisamente una posible biofirma, es decir, una posible firma de vida pasada.
De hecho, este tipo de manchas también se han documentado en rocas sedimentarias en el planeta Tierra que posteriormente se corroboró que pertenecían a vida microbiana antigua, por lo que se espera que las investigaciones continúen.
«La combinación de compuestos químicos que encontramos en la formación Bright Angel podría haber sido una rica fuente de energía para metabolismos microbianos», señaló Joel Hurowitz, autor principal del estudio.
Este descubrimiento representa un hito en la exploración espacial y abre nuevas posibilidades para comprender si alguna vez existió vida más allá de nuestro planeta.
Foto de portada: «Manchas de leopardo» encontradas en la roca Cheyava Falls. NASA/JPL-Caltech-MSSS