El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido posponer por un mes la imposición de aranceles del 25% al sector automotriz provenientes de México y Canadá, una medida que había generado incertidumbre en la industria automovilística de América del Norte.

Este anuncio, realizado este miércoles, ofrece un respiro temporal a los fabricantes de automóviles y a las economías de los tres países, que están profundamente interconectadas a través de cadenas de suministro transfronterizas.

La amenaza de aranceles había sido una constante en los últimos meses, con Trump argumentando que estas medidas eran necesarias para presionar a México y Canadá en temas como el control de la migración y el tráfico de drogas, particularmente el fentanilo. Sin embargo, la industria automotriz, que depende en gran medida del libre comercio dentro del marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), expresó su preocupación por los impactos económicos que estas tarifas podrían tener.

La decisión de aplazar los aranceles llega tras conversaciones entre funcionarios de la Casa Blanca y representantes de los principales fabricantes de automóviles, como General Motors, Ford y Stellantis, quienes advirtieron sobre el riesgo de interrupciones masivas en las cadenas de suministro y un aumento en los costos para los consumidores.

Según estimaciones de expertos, los aranceles podrían incrementar el precio de los vehículos en miles de dólares, afectando tanto a los compradores estadounidenses como a las exportaciones de México y Canadá.

El aplazamiento de los aranceles ofrece un margen de maniobra para que las partes involucradas negocien posibles soluciones. En México y Canadá, donde la industria automotriz representa una parte significativa de la economía, la noticia ha sido recibida con cautela pero también con alivio.

México, por ejemplo, exporta alrededor del 80% de sus vehículos producidos a Estados Unidos, mientras que Canadá depende en gran medida del mercado estadounidense para sus exportaciones de autopartes y vehículos ensamblados.

El próximo mes será crucial para las negociaciones entre los tres países. La administración Trump ha señalado que espera avances concretos en temas como el control fronterizo y la lucha contra el narcotráfico como condición para evitar los aranceles. Mientras tanto, la industria automotriz se prepara para un escenario de mayor incertidumbre, evaluando opciones como el traslado de producción a Estados Unidos, lo que implicaría costos significativos y ajustes a largo plazo.