Ayer Ecuador celebró una jornada electoral que prometía ser decisiva para el futuro político del país. Con más de 13 millones de ecuatorianos convocados a las urnas, la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas para el período 2025-2029 reveló un escenario tanto competitivo como polarizado.
El día de las elecciones, la tensión se palpaba en el aire. Dos candidatos destacaron sobre el resto: Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN), y Luisa González, apoyada por la alianza Revolución Ciudadana-RETO. Los resultados preliminares, anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) alrededor de las 20:30, mostraron una contienda extremadamente reñida.
Daniel Noboa emergió como el líder provisional con un 44,71% de los votos válidos, mientras que Luisa González no se quedó atrás, alcanzando un 43,84%. La diferencia entre ambos fue tan estrecha que la presidencia se tendrá que definir en una segunda vuelta, ya que ninguno logró superar el 50% necesario para una victoria directa.
A pesar de que las proyecciones de agencias internacionales, sugerían que Noboa lograría ganar la elección en la primera vuelta, finalmente se termina quedando lejos, y prácticamente en un empate técnico contra González.
La distribución del voto mostró patrones interesantes a nivel regional. Noboa consolidó su apoyo en las provincias de la Sierra, como Pichincha, Tungurahua y Azuay, donde su propuesta de una política más centrista y enfocada en la seguridad y el emprendimiento parecía resonar. Por otro lado, González obtuvo su mayor respaldo en las provincias costeras, especialmente en Manabí, Guayas y Esmeraldas, donde el correísmo aún mantiene una fuerte base electoral.
a Ecuador.