“México es para los mexicanos”
Guillermo García Naranjo
Intifada es sacudida, agitación, levantamiento, lo que estamos viendo en los Ángeles California, Chicago, San Antonio Texas y otras ciudades de Estados Unidos, una insurrección espontánea encabezada por los mexicanos; las imágenes de vehículos incendiados, de lluvia de piedras sobre guardias de la policía y sobre elementos del ICE, humo por doquier, banderas mexicanas y consignas que reivindican la unión del pueblo, mujeres y hombres, contra gases lacrimógenos, balas de goma, granadas aturdidoras, macanazos al por mayor, intimidación de la guardia nacional y represión desatada, sirenas en las calles, detonaciones constantes, nos recuerdan las históricas intifadas de los palestinos contra el estado paria de Israel.
El escenario de guerra es Estados Unidos, el imperio en decadencia que ofrece al mundo el espectáculo fascinante de la rebelión, en un estallido inesperado de la lucha de clases que está desquiciando a Donald I quien ya no ve lo duro sino lo tupido.
La guerra contra los inmigrantes, desplegada por la oligarquía encabezada por Trump, es en el fondo una guerra contra la clase trabajadora mundial, especialmente contra la mexicana, es un ataque feroz en contra de todos los derechos, incluso el derecho a la vida, por ello el sueño de “make américa great again”, no podrá perpetrarse sin violencia, estallada ahora en el corazón mismo del imperio.
No es casualidad que entre las decenas de manifestantes detenidos por la policía se encuentra David Huerta líder de Service Employees International Union California (SEIU), responsable de la organización de varias de las protestas, estamos ante una fase climática de la lucha de clases, a veces la protesta organizada deviene en insurrección espontánea, que puede derivar en decenas de caminos.
La icónica calle MAINE arde, el Free Way 101 tiembla y la tierra californiana se convulsiona bajo las pisadas de sus auténticos dueños, si algo sabemos todas y todos los mexicanos de nuestra historia, es que Estados Unidos nos robó la mitad de nuestro territorio y más de uno hemos soñado en cómo se vería el mapa de México al recuperar su territorio robado. Usufructúan el territorio, pero la mexicanidad siempre ha estado ahí.
Trump parece atónito, con su gestualidad cada vez más desorbitada y sus vísceras fuera de control, le echa gasolina al fuego y de entre las llamas logran verse en las sorprendentes imágenes, banderas de México y de Palestina; ya lo ha dicho Netanyahu el sicario, “los mexicanos son para Estados Unidos lo que los Palestinos son para Israel”, siguiendo al D. Alfredo Jalife “hay una palestinización de México”
La rebelión de los trabajadores mexicanos logró poner al gobierno nazi sionista a la defensiva, pues un régimen narcisista subestima a todo el mundo, no midió las dimensiones del frente de guerra que abrió en sus calles y que amenaza con escapar de sus manos, el tufo triunfalista de sus primeros días en su 2do mandato, ha ido menguando hasta convertirse en un tufo compulsivo cercano a la desesperación, a tal grado que ya amagó con enviar ¡infantes de marina a reprimir las protestas!
Donald I no sólo no ha evitado alguna guerra, ahora ha traído una a sus calles; es el bufón de rusos y ucranianos, cada noche sueña con incendiar Irán, pero al despertar, el infierno está frente a su ventana. Tiene motivos para llorar, pues no cierra ninguna de sus negociaciones hermosas, ni con China, ni con Irán, ni con Rusia, ni con Ucrania y su aliado de oro Elon Musk ´salió huyendo al sentir las abolladuras en el barco, no vaya a ser que se hunda.
“Tendremos tropas en todas partes” ha dicho Donald I ni más ni menos que como se estila en cualquier dictadura, el mensaje nazi sionista no deja lugar a dudas, no más libre manifestación, no más libre expresión, no más derechos humanos, libertades que se han convertido en estorbos para el capitalismo en fase nihilista.
El fin de la careta democrática, ayudará a precipitar la implosión de las barras y las estrellas, la pregunta es ¿a cuántos se llevará en el camino? O una mejor ¿quedará algún camino?