“Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco”
Eurípides
El nihilismo gobernante en Estados Unidos desde el asesinato de J.F. Kennedy ha entrado en etapa terminal y celebra, como todo gobierno nihilista, la fase cero que culmina en la autodestrucción. Donald I no volverá a Estados Unidos “grande otra vez”, todo lo contrario, es el encargado de velar su agonía.
La falla moral e histórica que ha llevado a HUBRIS a la presidencia del país nihilista, va cargada de signos trágicos, que por el momento actúa el acto de una farsa estoica. En la Grecia de Sócrates HUBRIS era una enfermedad maligna condenada socialmente y que generaba un síndrome, un trastorno psicológico que se caracteriza por un ego desmedido y una visión exagerada de uno mismo, en casos extremos podía llegar a desafiar los límites impuestos a la humanidad por parte de los Dioses, el resultado es la proliferación de la arrogancia, el orgullo, la soberbia, la superioridad, el desprecio a lo otro, el trastorno narcisista en la cúspide de su naturaleza autodestructiva.
La guerra arancelaria de Donald I es una muestra menor de HUBRIS en acción, como toda enfermedad progresiva va a escalar como lo demuestra la amenaza de cárcel para todo aquel que protesta contra el genocidio en Gaza, quien manifieste contradicciones con Israel, será considerado antisemita e irá a prisión, el edicto ha comenzado a cumplirse arrestando incluso a ciudadanos estadounidenses y residentes legales que salen a las calles a manifestarse en contra del nazi sionismo, el sueño de la libertad ha terminado, El nihilismo occidental es una fuerza centrípeta, que lleva a Estados Unidos y de pilón a Europa a su autodestrucción.
El síndrome enceguece a la persona hasta el grado de no ver nada más que así misma, todo e incluso Dios es a su imagen y semejanza, ya Hitler decía ante el pueblo alemán “Yo soy a través de ustedes y ustedes son a través de mí. Arrogancia (Hubris), narcisismo y nihilismo reunidos rinden culto a la mentira, les pertenece y pueden convertirla en verdad.
Es por ello que el nazi sionismo cree poder librar una guerra multidimensional, en frentes múltiples, y con quien se ponga enfrente, para imponer de una vez y por toda la supremacía blanca, tarea no sólo política y sociológica, sino prioritariamente cultural, antropológica y religiosa.
Cómo ha escrito el geopolítico francés Emanuel Todd: “Desde el punto de vista de la sociología política es un año cero”. El grado cero de la ética fundacional de la democracia estadounidense, que decae sin freno desde el asesinato de JFK y parece que ya está bajo cero.
Narcisismo, arrogancia y nihilismo son los nuevos jinetes del nuevo apocalipsis y Donald I será quien “levantará el velo” y dará paso a la “revelación”, ya no es la democracia, ni las libertades, ni es la igualdad de oportunidades la ideología que une a la nación; la une un gran vacío y el poder del dólar.
En el estado cero de la ética y la moral, en el estado nulo de la humildad, el vacío es cubierto por una nueva divinidad que se manifiesta a través de un Führer redivivo, que hace sus manifiestos en Inteligencia Artificial y sueña en construir “GAZATRUMP” y tirarse a tomar el sol al lado de Benji Netanyahu, brindando con cocteles de un rojo encendido.
No cabe duda, vienen años en que viviremos en peligro, si bien nos va.