UN DIA NOSTRAS BARRAS CATALANAS RESPLANDISSEN SOLAS, SENS LLEONS, CASTELLS, CADENAS, NI MAGRANAS’»
(‘un día nuestras barras catalanas resplandecerán solas, sin
leones, castillos, cadenas, ni granadas’)
NARCÍS ROCA I FARRERAS
Gerardo Lara
La Plaza de Lesseps en Barcelona arde en llamas, el camino de “LAS RAMBLAS” congrega las huellas de los disturbios: quema de contenedores, ataques a entidades bancarias y enfrentamientos con la policía, a quienes los manifestantes han lanzado botellas y toda clase de objetos contundentes. La revuelta exige la libertad del “rapero”
Durante los disturbios en la “Vía Augusta”, “LAILA” una estudiante de 19 años, perdió el ojo por el impacto de una bala de goma, disparada por la policía encargada de hacer el trabajo sucio del régimen central; ella dijo al ser dada de alta del hospital donde fue atendida: “Los jóvenes realmente tenemos miedo y estamos actuando por miedo. Es una forma de autodefensa porque queremos ser libres«.
Tal vez sea que la juventud del mundo entero está por mirar a los años sesenta y setentas del siglo pasado, para comprender y emular las hazañas de aquella rebelión juvenil/humanista y quizá en ese cruce radica la gran esperanza para defender a la humanidad del totalitarismo en las sombras.
Ha sucedido algo trascendente: Una vez más la poesía, ahora en forma de rap, desenmascara a un régimen fascista travestido en democrático, otra vez el acto poético como clarificador de una verdad incontestable; la libertad de expresión en España, al igual que en Estados Unidos es una farsa.

Hasta moderados como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Fernando Trueba o Vetusta Morla y otros doscientos artistas han firmado un documento que reclama su libertad.
Decir que la monarquía es corrupta, que el “Rey Juan Carlos” ha sido un ejemplo de estulticia, corrupción, mala leche, prepotencia, asesino de animales, maltratador de mujeres, adúltero contumaz, jugador empedernido, cazador furtivo y acosador sexual, ha llevado a la cárcel al controvertido músico/poeta/insurgente.
En España decir la verdad es injuriar a la corona, la ley “democrática” advierte que quien diga algo que pueda dañar el prestigio de la casa real, sus ascendientes y descendientes, comete un delito y eso significa acoso, persecución y encierro por parte del Estado “Democrático”, que por cierto está en manos de la abyecta izquierda/caviar dedicada a limpiar los sables de la derecha franquista.
“¡Que caigan las coronas y ardan los disfraces!” dice Hasél en uno de sus provocadores raps. Son palabras nacidas desde el más profundo “ser catalán” es un grito que expresa los sentimientos de un pueblo que ha resistido a varios embates que pretendieron su extinción, ha resistido y sigue haciéndolo, a la bota de la estulticia borbónica, una dinastía anquilosada, decadente y parasita.
Jordi Cuixart y Elisenda Paluzie, líderes independentistas, han asegurado que el encarcelamiento del rapero forma parte de la avalancha contra el independentismo y es una muestra más de la represión del Estado español contra la libertad de expresión.
Un pueblo que ha resistido al dictador Francisco Franco que quiso enterrar el idioma catalán para siempre, como dice el recién fallecido poeta catalán JOAN MARGARIT en una de sus inmortales poesías:
“De niño me quisieron arrancar la lengua / que la abuela me hablaba / cuando volvíamos del campo al caer la tarde».
Ahora se da la conculcación de la libertad de expresión, ejercida por el “régimen democrático”, en medio de la aplastante victoria independentista en las recientes elecciones de Catalunya, que señalan con claridad la voluntad mayoritaria de zafarse del yugo de la putrefacta corona española. Pero al franquismo eso no le importa, ya decía su caudillo que: “El trabajo es la única expresión válida de la voluntad popular”
Se acusa a Rusia, a Cuba, a Venezuela de atentar contra la libertad de expresión, pero la democrática España se ha llevado las palmas, pues ha abierto causa penal contra un músico por lo que piensa y lo que dice en sus canciones, que son tan certeras que dan en el clavo acusatorio:
“Me da nauseas constantes, ese farsante que es grande por la gracia de Dios, no me representa esa puta bandera, pon una estrella roja y saca la corona afuera”.
Vaya precisión de la poética rebelde de Pablo Hasél, el poder siempre le temerá más a la pluma que al fúsil. Ahora está muy claro, bajo la consigna franquista de “una sola España”, una de las VERDADES MENTIROSAS más grande de la historia, el Estado arremete contra un artista que habla a la conciencia de las masas.
Hay conservadores aferrados a una hispanidad, siempre cuestionable, que dudan de la legitimidad del movimiento independentista, pero su origen le da carta de autenticidad implacable: El independentismo catalán nació en Cuba durante la guerra de independencia de la Isla contra la corona española; los catalanes apoyaron a los patriotas cubanos en contra de España, fundando así la lucha por la emancipación de Catalunya, bajo el sagrado lema de: “Ni espanyols ni francesos” (‘Ni españoles ni franceses’).
Imagino a Pablo Hasél en su celda, sin arredrarse, pues es muy consciente de que… “Hay vacíos que ni el mejor músico llena, / ira por algún cabrón/ quizá sea mi último poema.
Seguramente tendrá un rapto creativo para componer un nuevo rap, quizá sea “EL RAP DE LA CÁRCEL”. Al dormir escuchará un murmullo que irá creciendo al transcurrir de la noche, proviene de Barcelona, Girona, Tarragona, Lérida, pero también Madrid y toda España, con reverberaciones en el mundo entero, son los ecos de su inmenso rap:
“Juan Carlos el bobón/capo mafioso saqueando el Reyno español”
Por su parte LAILA conseguirá un nuevo ojo con el que verá con mayor profundidad y amplitud y volverá a las calles a enfrentar al miedo… Ahora tiene la certeza de que vencerá.
