Copa América 2024 termina en desastre y despierta dudas sobre la Copa del Mundo

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La Copa América 2024 de Estados Unidos, estuvo plagada de cuestionamientos y críticas desde el comienzo, pero el episodio más grave de todos, se registró precisamente en el momento más importante, en la gran final de Miami, donde se generaron insólitas imágenes de violencia que le dieron la vuelta al mundo entero.

El fútbol de Argentina y su histórico bicampeonato, han salvado un poco la imagen en cuanto a lo futbolístico, no obstante que en lo referente a la organización, se han encendido las alarmas, ante la pésima capacidad de organización de eventos de fútbol, mostrada por la federación estadounidense, lo cual genera  amplias suspicacias, de cara a la próxima Copa del Mundo a realizarse aquí mismo en 2026.

Lo sucedido en la gran final, fue solo en colofón de una serie de errores y desaciertos que causaron críticas de los mismos protagonistas del torneo.

Uno de los antecedentes más lamentables fue lo sucedido en la semifinal entre Uruguay y Colombia, donde familias de los futbolistas fueron agredidas por fanáticos en las gradas del estadio, ante la total pasividad de una policía incapacitada para controlar esta clase de eventos.

Esto desató la ira de genios del fútbol mundial como Marcelo Bielsa, técnico de Uruguay, quien se quejó airadamente de las amenazas hacia los jugadores, después de que amagaron con abandonar el torneo, y reiterando de paso la corrupción que impera en el fútbol del continente, a través de episodios recientes como el FIFA Gate.

El técnico canadiense también calificó a la organización como gente sin capacidad profesional para la organización de eventos, mientras que muchas selecciones se quejaron todo el torneo del estado de las canchas, y hasta de los campos de entrenamiento, que provocó que incluso selecciones como Bolivia no tuvieran oportunidad de entrenar siquiera.

El desastre de Miami

Pero si el torneo ya era deplorable, lo sucedido en la final debería ameritar una severa investigación y sanción de parte de la FIFA, pues las imágenes de niños llorando y gente ensangrentada por los golpes de la policía, le dieron la vuelta al mundo.

La federación estadounidense diseñó un pésimo sistema de acceso, que propició un violento portazo, donde muchos inocentes también fueron atropellados, y no solo por los golpes de fanáticos y de la policía, sino que mucha gente que incluso sí tenía boleto en mano, terminó quedándose fuera del evento, a pesar de haber viajado miles de kilómetros para llegar a Miami en algunos casos.

Incluso periodistas, fueron violentamente reprimidos por la policía, al tratar de tomar registro de las lamentables imágenes registradas en los accesos del estadio de Miami.

La violencia no solo alcanzó a la gente de a pie, sino que incluso los federativos de Colombia, se vieron envueltos en una riña con el personal de seguridad, lo que provocó la detención del presidente de la federación y su hijo, después de que reclamaran que no se les permitió el acceso al campo para la premiación de los equipos, otra situación insólita para una Copa América.

La federación estadounidense, hasta el día de hoy no ha emitido un pronunciamiento ni explicación sobre estos hechos, y únicamente la organización del Hard Rock Stadium, emitió una justificación responsabilizando a los aficionados sin boleto de lo sucedido.

La Copa América termina de forma lamentable, dando mucho de qué hablar por temas extra cancha, y muy poco por lo futbolístico, ratificando así la mediocridad de la Concacaf, la cual comienza por los directivos, incapaces de comprender las necesidades primordiales del fútbol, en su ambición y limitada visión, donde solo se toman en cuenta criterios económicos; una visión que sigue hundiendo también a federaciones que toman a esto como el ejemplo a seguir, incluida desde luego la federación mexicana.


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