La historia detrás de “The Winners Loses” de Body Count, o cómo ver morir a los tuyos de sobredosis

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SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

Por: Felix Morriña

Recibo otra triste noticia desde la zona distópica del Valle Cuautitlán-Texcoco. Aparte de la desaparición de otro colega reportero en Tlalnepantla, me notifican la muerte por sobredosis de un camarada con el que compartí muchas anécdotas, vivencias extremas, algunas féminas que la hacían de groupies, e incluso hospital, cuando hubo que enfrentarse pandilla contra pandilla cerca del Reclusorio Barrientos.

Tenía pensado narrar otra historia, pero las circunstancias me orillaron a concluir esta columna cultural sobre una de las canciones más dolientes que se hayan escrito sobre drogas duras: “The Winners Loses” de una de las pocas agrupaciones que generaron más odio, miedo y crudeza en la década de los años 90 del siglo pasado: Body Count.

No hace mucho contaba sobre la muerte, también por sobredosis de cocaína mezclada con otras sustancias, de un cercano camarada con el que tuve oportunidad de saldar cuentas pendientes. Pero a este ser “lo trabajaron”, como se dice en el barrio, es decir, lo atraparon en alguna jugada amorosa con la pareja de alguno de los “pesos pesados” de los dealers de la región y lo “vacunaron”, le dieron piso inyectándole más de la dosis acostumbrada al tipo que cuidó de mí algunos años en esa salvaje zona donde crecí.

Decidí tratar esta rola porque recordé las palabras del entonces duro cantante de Body Count, el también actor de la serie de televisión “La Ley y el Orden”, Ice T, sobre la historia detrás de “The Winners Loses”, en la que se abordan los excesos con la cocaína en los suburbios de Los Angeles, California. Recuerdo el coraje y resentimiento de saberse impotente al no poder ayudar del todo a los politoxicómanos que recaen y ver cómo se mueren los integrantes de tu vieja pandilla de barrio por no haber visto la luz al final del túnel.

“Soy totalmente antidrogas. No pertenezco a la mentalidad de pandillas, ni a ninguna de esas cosas. Nunca lo he hecho. Escribí esa canción sobre un amigo mío y sobre cómo las drogas arruinaron su vida. Todas las canciones (del primer disco homónimo de 1992) se basan en la experiencia personal y de lo que he visto. Estoy orgulloso de lo que hicimos en ese disco”, acotó Ice T sobre uno de los discos más duros y respetados de la época, al grado de que Body Count es un referente directo del racismo existente en la Unión Americana, así como del desequilibrio social, convirtiéndose en un arma de instrucción masiva y de las movilizaciones de negros contra los demás sectores de la población con los que han tenido severos problemas. En pocas palabras, Body Count es el referente de la criminalización de las drogas duras y de los problemas socioculturales del vecino país del norte.

Aún recuerdo su conciertazo en una discoteca del entonces Toreo de Cuatro Caminos (hoy es una plaza comercial de lo más oscura y aburrida, como todas las demás existentes en este país) en la década de los años 90. Fui al concierto con mi vieja pandilla “Los Malhechos” de Barrientos, de la Y Griega, en la frontera de Cuautitlán Izcalli, Tultitlán y Tlalnepantla, donde hacíamos valer la territorialidad con inteligencia, diplomacia, intelecto y muchas agallas a la hora de los encontronazos. Esa pandilla ya no existe, sólo lo que está registrado en el documental “Mosca” de Bulmaro Osornio Morales, uno de los principales integrantes de este grupo del ghetto.

Esa noche del concierto de Body Count tomamos por asalto el segundo nivel del pequeño lugar (menos de mil personas cabían ahí) y nos dimos a la tarea de disfrutar a una de las más legendarias bandas de thrash rap power metal de toda la historia, esa que fuera banda sonora de los motines de Los Angeles cuando exoneraron a los policías blancos que dieron tremenda golpiza al taxista de color Rodney King en marzo de 1991.

Meses después de ese terrible suceso, Body Count sacó su primer disco “Cop Killer”, en el que hacía a alusión a que la gente saliera a matar policías por doquier, o al menos eso interpretaron sus más fieles seguidores, pero el propio Ice T señaló en su momento que esa nunca fue su intención y para calmar las cosas cambió el título a “Body Count”, pero el daño y la referencia ya estaban a la luz de los diarios.

También recuerdo que Ice T dijo durante la entrevista en aquella única ocasión que vinieron a México, que este país es mucho más peligroso que las más salvajes calles de Estados Unidos, porque allá está sectorizada la delincuencia (o estaba) y en México no. Mencionó no entender cómo es que fue víctima de un asalto en la hoy CDMX (imagínense a este “brownie” duro, roquero y rapero siendo asaltado a plena luz del día) y que sabía mucho del país, porque su primera esposa era mexicana. Los demás integrantes de Body Count sí daban miedo, se hacían respetar esos cabrones negros.

El concierto de hora y media más encore, que logró las dos horas, fue espectacular, nos sentíamos “Los Malhechos” acompañados con esa música, al grado que esa velada la caminamos todos juntos bebiendo y sintiéndonos parte de la película “Warriors” de 1979 de Walter Hill, basada en la novela homónima de Sol Yurick, inspirada a su vez por la “Anábasis” de Jenofonte.

A 25 años, o poco más, de ese concierto, recuerdo con profunda tristeza cómo se han muerto algunos de mis amigos por las estúpidas drogas, las pendejadas que hacían por obtener las sustancias y cómo se hicieron trizas tantos talentos. Para fortuna mía, los integrantes de “Los Malhechos” son personas sumergidas o tragadas por el sistema gubernamental imperante, pero vivitos y co(u)leando.

¡Brindo por los que aún estamos aquí, por los que tenemos mucho por hacer y les dejo esta rola de Body Count, para recordarles que “Los ganadores también pierden”! ¡Salud!

“My friend’s addicted to cacaine/ Smokes day and night/ Drives mom and pop insane./ Living his life in the dark light/ Every dollar he gets goes into the pipe./ He wants to borrow some money from me/ Do you think I’m blind/ Don’t know the score/ Can’t see?/ You wanna get high as the sky/ (You’re kissin’ your life goodbye) You’re kissin’ your life goodbye/ (You think it’s a game) You think it’s a game that you play/ (But the winners lose) But the winners lose it all someday./ Ya don’t know who you are/ Are you losin’ your mind?/ Things get a Little tight he committed a crime./ Give me your money or give me your life!/ You better empty your pockets because ya,/ Ya don’t live twice./ You wanna get high as the sky…/ He took the money to the dope man/ And he said he had the best/ Next thing ya knew, cardiac arrest!/ It was a rollercoaster, he couldn’t get off/ Next thing I knew my friends’ life was lost, noooooo!/ You think it’s a game, you think it’s a game,/ You think it’s a game, you think it’s a game…/ You wanna get a high as the sky..”.

“Mi amigo es adicto a la cocaína/ Fuma día y noche/ Maneja el coche de mamá y el loco del pop./ Viviendo su vida en la luz oscura/ Cada dólar que entra lo mete en la pipa./ Él quiere pedirme prestado algo de dinero/ ¿Crees que estoy ciego?/ No sabe el resultado/ ¿No puedes ver?/ Desea elevarse tan alto como el cielo/ (Que está besando su adiós a la vida) Que está besando su adiós a la vida/ (Tú piensas que es un juego) Tú piensas que es un juego que juegas/ (Pero los ganadores pierden) Pero los ganadores lo pierden todo algún día./ Ya no sé quién es usted/ ¿Está perdiendo su mente?/ Las cosas se ponen un poco tensas cuando él comete un crimen./ ¡Dame tu dinero o dame tu vida!/ Es mejor vaciar sus bolsillos, porque ya,/ Ya no vive dos veces./ Desea elevarse tan alto como el cielo…/ Él tomó el dinero para el hombre de la droga/ Y me dijo que tenía la mejor/ Lo siguiente que ya sabía, ¡paro cardiaco!/ Era una montaña rusa, no podía bajar/ Lo siguiente que supe de mis amigos fue que perdieron la vida. ¡Nooooo!/ ¿Crees que es un juego? ¡Creo que es un juego!/ ¿Crees que es un juego? ¡Creo que es un juego!…/ Desea elevarse tan alto como el cielo”.

 

 

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