Reporte y fotos de: Darío Priego/Apocaliptic.com
Toluca, México, 4 de octubre de 2016.- Agentes ministeriales, adscritos a la Subprocuraduría de Tenancingo, son acusados de fabricar pruebas y falsear declaraciones así como de intimidar a quienes se niegan a seguirles ese juego sucio.
La señora Mireya Ayala, oriunda de Tenancingo narró su historia
El 16 de noviembre de 2014, cuando llevaba al catecismo a un menor que estaba a su cuidado, cuatro personas, entre ellas una mujer, los atacaron y secuestraron al niño en dicho municipio del sur mexiquense. La nana de la víctima intento enfrentar a los plagiarios pero éstos la golpearon hasta dejarla inconsciente. Todo ello consta en la primera declaración de la señora Mireya Ayala.
Sin embargo, según el relato escuchado, los agentes ministeriales lejos de hacer una investigación sería, inventaron una declaración y acusaron falsamente a 8 personas, entre ellas un menor, e intentaron que la señora Ayala firmara una declaración falsa en la que “supuestamente” señalaba a los 8 inculpados como los perpetradores del secuestro.
Mireya Alaya se negó a firmar la declaración falsa y a partir de ahí asegura que es objeto de amenazas de muerte y otras formas de hostigamiento por parte de los agentes ministeriales, quienes además usan a la familia del menor para obligar a la quejosa a lanzar falsas acusaciones y falsos reconocimientos de los secuestradores.
Los agentes ministeriales ya fueron denunciados ante la propia Procuraduría de Justicia del Estado de México y también ante la Comisión de Derechos Humanos de la entidad, sin embargo la denunciante teme por su vida y la de su familia ya que dichos “agentes de la ley” operan con total impunidad en Tenancingo.
La señora Ayala solicita una reunión urgente con el procurador general de justicia del Estado de México y con el titular del Poder Judicial, magistrado Javier Medina Peñaloza, para exponerles personalmente su caso y solicitarles que volteen los ojos a Tenancingo, pues según ella hay cientos de testimonios de fabricación de delitos y encarcelamientos injustos, todos al antojo de los malos agentes ministeriales, antes conocidos como judiciales.
