La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostendrán este 5 de diciembre de 2025 su primer encuentro presencial desde que ambos asumieron el cargo. La cita ocurrirá en el Kennedy Center de Washington D.C., minutos antes del sorteo oficial de los grupos del Mundial 2026, un evento compartido por México, Estados Unidos y Canadá.
Aunque la ceremonia de la FIFA es el motivo formal, el foco político está en los pocos minutos que ambos mandatarios conversarán a puerta cerrada. Sheinbaum ha descrito la reunión como “breve” y “pequeña”, pero se espera que aborde asuntos clave de la agenda bilatera, además de la coordinación logística del Mundial, que incluirá 13 partidos en México.
El valor del encuentro es doble. En lo simbólico, marca el primer cara a cara entre Sheinbaum y Trump tras casi un año de comunicación limitada a llamadas y mensajes públicos. Durante este periodo, Trump ha calificado a la mandataria mexicana como “una mujer maravillosa”, mientras que Sheinbaum ha logrado diferir o contener varias amenazas arancelarias. En lo práctico, la reunión servirá para medir si la aparente buena química telefónica se mantiene en persona y si hay condiciones para evitar una tensión comercial rumbo a 2026.
Una agenda precisa y sin actos diplomáticos formales
La presidenta llegará esta misma noche a Washington en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana. Tendrá una conversación privada con el primer ministro canadiense Mark Carney, participará en el sorteo junto a Trump y Carney —incluido el tradicional momento del escenario con los balones— y regresará a Ciudad de México en la madrugada del sábado para encabezar un acto masivo en el Zócalo.
No habrá visita a la Casa Blanca, cena oficial ni declaración conjunta. Todo está planeado para que el fútbol sea el centro del evento.
El Mundial 2026, que tendrá 104 partidos y sedes en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, brinda el contexto ideal para un encuentro que ambas administraciones necesitaban, sin que pareciera una concesión de una parte a la otra. México busca enviar señales de estabilidad y certidumbre a sus socios comerciales; Estados Unidos, proyectar liderazgo regional en un año electoral complicado.














