Este miércoles, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos informó que se lanzó con éxito un misil balístico intercontinental Minuteman III, el cual fue lanzado desde California y cayó en el atolón de ensayos militares de Estados Unidos en las Islas Marshall, en Oceanía. Se trata de una nueva señal en el marco de una agudización en las tensiones que parecen conducir no sólo hacia una nueva carrera armamentista, sino también hacia una posible nueva escalada nuclear.
El Minuteman III
En realidad, este tipo de ensayos no son tan inusuales. Estados Unidos suele realizar esta clase de pruebas con misiles —que no llevan carga nuclear— para verificar la funcionalidad de su sistema más avanzado de misiles intercontinentales. No obstante, llama la atención el momento en el que llega, coincidente con señalamientos en últimos días del presidente Trump y de altos funcionarios, en el sentido de que se podrían reanudar también los ensayos nucleares.
Estas declaraciones parecen ser un tanto en respuesta a la reciente maniobra rusa, quien presentó dos nuevas armas poderosas con capacidad nuclear. Y quizá buscando no quedarse un tanto rezagados, reiterando que también son una potencia nuclear y de igual forma cuentan con elementos a su favor. No obstante, esta parece ser una señal más simbólica que realmente una amenaza seria.
Pues cabe recordar que también el Minuteman III, a pesar de ser el más avanzado que tiene el Ejército de Estados Unidos, en realidad es tecnología ya de hace más de 50 años, la cual ha recibido algunas actualizaciones, pero continúa siendo en esencia la misma tecnología de hace décadas.
Su alta velocidad, de más de 23 veces la velocidad del sonido, lo sigue haciendo un arma poderosa, pero no imposible de detener ya para los sistemas avanzados antimisiles, incluidos desde luego los más modernos rusos, como el S-500 Prometheus o el A-235 Nudol, que mantiene una defensa estratégica de Moscú.
Trump modera el discurso
A pesar del discurso beligerante, este miércoles Donald Trump bajó también un tanto el nivel de las hostilidades y, en el marco de una conferencia de prensa donde anunció que Estados Unidos no formará parte de la próxima cumbre del G20, también señaló la disposición de avanzar hacia un desarme nuclear, siempre y cuando haya un entendimiento con China y Rusia.
Este discurso parece reducir las tensiones que se venían acumulando en días recientes, donde incluso señaló que Estados Unidos debería analizar volver a realizar pruebas nucleares.
En realidad, Rusia con su nueva tecnología está avanzando no en cuanto al desarrollo o potencia de la capacidad nuclear, sino en cuanto a lo avanzado de las armas que permitirían el despliegue de las mismas.
Reacciones internacionales
En todo caso, el gesto generó reacciones en gran parte del mundo, desde luego también en Rusia, donde se confirmó que se tuvo conocimiento con antelación de este ensayo y también se advirtió que Rusia podría de igual forma realizar sus propias pruebas en próximos días.
Al respecto de este ensayo, el expresidente ruso Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, también ironizó en redes sociales: «Nadie sabe a qué se refería Trump con pruebas nucleares (Probablemente ni él mismo lo sepa). Pero es el presidente de Estados Unidos y las consecuencias de tales palabras son inevitables. Rusia se verá obligada a evaluar la conveniencia de realizar sus propias pruebas».
No one knows what Trump meant about ‘nuclear testing’ (he probably doesn’t himself). But he's the president of the United States. And the consequences of such words are inescapable: Russia will be forced to assess the expediency of conducting full-fledged nuclear tests itself.
— Dmitry Medvedev (@MedvedevRussiaE) November 5, 2025
En todo caso, estas acciones parecen denotar que podría generarse una importante escalada nuclear si no se avanza rápido hacia una resolución en los principales conflictos que prevalecen. Concretamente el tema en Ucrania, que sigue siendo el principal punto de fricción en las relaciones ruso-estadounidenses y que podría ser crucial para definir si el mundo avanza hacia una etapa de paz o, por el contrario, hacia una nueva guerra fría.
















