La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) celebra hoy una jornada electoral histórica que, más allá del contexto en el que se desarrolla, representa un acontecimiento esperanzador para el verdadero uaemita: aquel que, a partir de este día, desea ver a su universidad emprender una metamorfosis colectiva, paulatina pero constante, hacia una institución más justa, más abierta, más nuestra.
Llegó el día en que los universitarios deben hacer oídos sordos a las voces —propias y extrañas, numerosas— que, sin pudor alguno, se dedicaron a ensuciar este proceso electoral desde su inicio.
Llegó el momento de creer en el voto universitario y en la fuerza de la comunidad auriverde. El momento de decir un contundente NO a quienes denostaron a una candidata para favorecer a otra. Llegó también el momento de evidenciar a los grandes “analistas” del ramplón periodismo mexiquense, que desde hace días nombraron a una ganadora con total menosprecio por el sufragio universitario, deslegitimando de paso la elección al asegurar que la decisión sobre quién será rectora fue tomada anticipadamente y «en lo obscurito» por los poderosos del Estado de México.
El valor del voto
Solo la participación masiva y razonada de la comunidad UAEMéx tiene el poder de redimir este proceso. Sin importar cuál de las candidatas resulte electa, su victoria no debe tener mácula. Y eso solo será posible si las urnas —físicas y electrónicas— se llenan de votos. Hoy más que nunca, el voto de la comunidad es el que da o quita.
En juego está la credibilidad de nuestras elecciones, el regreso pleno a clases y el prestigio de nuestra universidad.
Laura Benhumea: tres veces víctima
La exdirectora de la Facultad de Ciencias Políticas fue traicionada por quienes se decían sus amigos fraternos, los autoproclamados «señores de la luz», quienes consideraron imperdonable que Benhumea no se alineara con la imposición de Eréndira Fierro como rectora.
El machismo universitario se ensañó con ella al negarle, de forma absurda y deliberada, su registro como candidata a la rectoría, conscientes de que su participación ponía en riesgo dicha imposición.
Ya como candidata, Laura Benhumea fue blanco de múltiples difamaciones, carentes de fundamentos pero cargadas de mala fe.
Paradójicamente, quienes la traicionaron y denostaron también permitieron que se revelaran sus virtudes: su valentía, su entereza, y su firme decisión de luchar por una mejor universidad.
Moreno Zagal y la declinación a su favor
Desde el inicio del proceso electoral —incluso antes del paro estudiantil—, la exdirectora de la Facultad de Ingeniería, Dolores Durán, demostró congruencia y amor por la universidad. Su trayectoria y prestigio hacen que su declinación en favor de Maricruz Moreno Zagal tenga un peso simbólico que no debe pasarse por alto. Es una decisión que los universitarios bien harían en considerar con detenimiento.
Paty Zarza, siempre sí
Hace un par de semanas, fuentes cercanas a Patricia Zarza —exintegrante del gabinete universitario y exdirectora de la Facultad de Arquitectura— aseguraban que la candidata estaba a punto de bajarse de la contienda electoral. Pero eso no ocurrió.
Hoy, Zarza es señalada por los autodenominados pitonisos del Estado de México como la ungida del poder, la elegida para ser la nueva rectora de la UAEMéx. Nadie duda de la honorabilidad de la doctora Zarza, ni de su capacidad para ejercer el cargo con eficacia; sin embargo, desde el momento en que fue señalada como la candidata «oficial», supuestamente seleccionada en la penumbra por actores políticos externos, ella tiene un reto adicional: legitimar sin sombra de duda que su eventual victoria fue auténtica, democrática y contundente.
Y eso solo será posible si arrasa en las urnas, en una votación verdaderamente participativa.
Llegó el momento de que los universitarios se conviertan en el gran elector, en ese votante consciente, informado, que pone y quita. Hoy, los votos universitarios cuentan.
Ojalá hoy haya decenas de miles de votos que contar… Por el bien de nuestra universidad.