El misterio del uranio enriquecido en Irán persiste, mientras la OIEA simula el peor desastre nuclear global

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En medio de crecientes tensiones internacionales, el temor a una escalada nuclear se intensifica tras el reciente bombardeo a instalaciones nucleares en Irán y las amenazas de este país de avanzar con su programa nuclear. Este escenario coincide con un ejercicio sin precedentes organizado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que simuló el peor desastre nuclear imaginable en la central de Cernavodă, Rumanía.

El ejercicio CONVEX-3: simulando una catástrofe nuclear

Esta semana, la OIEA llevó a cabo el ejercicio CONVEX-3 en la central nuclear de Cernavodă, con la participación de más de 75 países y 10 organizaciones internacionales. Este ejercicio, que simula un derrame masivo de material radiactivo, es el más ambicioso de su tipo y busca preparar a la comunidad internacional para una catástrofe nuclear de gran escala.

Desde 2005, se han realizado siete ediciones de CONVEX-3, las cuales normalmente se realizan cada 3-5 años. La edición de 2021 fue la última antes de esta, y en esta ocasión, el ejercicio incluyó una simulación de movilización fronteriza en Rumanía y Bulgaria, una región cercana al conflicto bélico (entre Rusia y Ucrania) en el Mar Negro.

Imágenes del ejercicio ConvEx-3, que se extendió por un periodo de 36 horas.

El contexto de alta tensión internacional, marcado por los recientes eventos en Irán, añade un matiz inquietante a este ejercicio, cuyos resultados finales serán debatidos y expuestos en la próxima Convención Mundial Nuclear, a realizarse a fines de año en Arabia Saudita.

El enigma del uranio enriquecido en Irán

Mientras tanto, el misterio de 400 kilogramos de uranio enriquecido al 60% en Irán sigue sin resolverse. La OIEA reportó haber perdido el rastro de este material días antes del inicio del conflicto, lo que ha generado preocupación global.

Este uranio, si se enriquece al 90% bajo los procedimientos adecuados, podría producir entre 200 y 250 kilogramos de material suficiente para fabricar entre 8 y 12 bombas atómicas similares a la de Hiroshima.

Reportes satelitales previos al bombardeo documentaron un convoy de vehículos saliendo de las instalaciones nucleares de Fordow, lo que sugiere una posible evacuación de material radiactivo y centrifugadoras, esenciales para el enriquecimiento de uranio.

Algunas especulaciones apuntan a que estos materiales podrían haber sido trasladados a una base militar subterránea cerca de Natanz, que no fue atacada. Sin embargo, estas afirmaciones aún no han sido confirmadas.

Las autoridades iraníes, incluido el ayatolá Alí Jamenei, han insistido en que el material radiactivo está seguro y que las capacidades de desarrollo nuclear del país, incluidas las centrifugadoras, permanecen intactas. Sin embargo, el impacto real de los bombardeos en las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahán aún no está completamente documentado. Imágenes satelitales recientes muestran que Irán ha comenzado a restaurar las bases nucleares y los túneles de acceso, lo que indica su intención de continuar con su programa nuclear “independiente y pacífico”.

Bases nucleares atacadas en Irán. Gráfico: RT

Contradicciones y tensiones diplomáticas

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que las instalaciones nucleares subterráneas de Irán fueron “totalmente destruidas”. Sin embargo, la OIEA reportó que solo se detectaron emisiones radiactivas localizadas dentro de las instalaciones, sin niveles significativos de radiación fuera de estos sitios.

La OIEA, a través de su Sistema Internacional de Monitoreo de Radiación (IRMIS), que involucra a 48 países, confirmó este viernes que no se han detectado anomalías en los niveles de radiación, descartando por ahora una fuga radiactiva significativa.

El director general de la OIEA, Rafael Grossi, expresó que había especial preocupación por la central de Bushehr y el reactor de investigación de Teherán, advirtiendo que un accidente radiológico en estas instalaciones podría tener consecuencias transfronterizas.

Aunque la OIEA condenó tímidamente el bombardeo estadounidense, también instó a la Agencia Reguladora Nuclear de Irán, liderada por Mohamed Eslami, a restablecer la colaboración y permitir la vigilancia internacional.

Sin embargo, Irán ha rechazado estas solicitudes, acusando a la OIEA de haber proporcionado información sobre sus instalaciones nucleares que habría facilitado los ataques. Estas acusaciones tienen su origen en un reporte de la OIEA que desencadenó la controversia internacional y motivó el bombardeo liderado por el gobierno de Benjamin Netanyahu, en lo que se conoce como la “Guerra de los 12 días”.

Un futuro incierto

La combinación de un ejercicio nuclear masivo, el misterio del uranio desaparecido y las tensiones geopolíticas crea un panorama de incertidumbre.

Las evidencias satelitales no muestran daños significativos en las instalaciones iraníes, lo que contradice las afirmaciones de una destrucción total, y de hecho, imágenes recientes confirman que se está trabajando ya en el lugar para tratar de restablecer la operación del programa nuclear iraní.

Mientras Irán reafirma su compromiso con su programa nuclear, la comunidad internacional permanece en vilo, esperando claridad sobre el destino del uranio enriquecido y el impacto real de los recientes eventos.

Este tema, cargado de controversia, seguirá siendo un punto crítico en los próximos meses, con implicaciones que podrían redefinir el equilibrio de poder en la región y más allá.


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