La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, logró persuadir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para posponer por un mes la implementación de aranceles del 25% sobre todos los bienes mexicanos que ingresan al país vecino.
Este acuerdo, alcanzado tras una conversación telefónica este 6 de marzo, representa un respiro temporal para la economía mexicana y una muestra de la habilidad diplomática de Sheinbaum en un momento crítico.
La tensión entre ambos países había escalado en las últimas semanas debido a la insistencia de Trump en imponer tarifas como medida de presión para que México intensificara sus esfuerzos contra el tráfico de fentanilo y la migración irregular hacia Estados Unidos. Desde su toma de posesión en enero, Trump había reiterado su intención de utilizar los aranceles como herramienta para forzar concesiones, una estrategia que ya había empleado en su primer mandato. Sin embargo, la postura firme pero conciliadora de Sheinbaum parece haber cambiado el rumbo, al menos por ahora.
Cabe destacar que a diferencia del tono ríspido que Trump a mantenido con el presidente de Canadá que ya empezó a imponer también aranceles, el republicano emitió múltiples elogios y un tono amable hacia la presidente de México.
El día de ayer, Trump, ya había anunciado que se posponían los aranceles para el sector automotriz, no obstante que tras el diálogo con Sheinbaum, la suspensión aplica para todos los productos del T-MEC.
Durante la llamada,Sheinbaum planteó una propuesta que combinó pragmatismo y soberanía. Según fuentes cercanas al gobierno mexicano, la presidenta enfatizó los esfuerzos recientes de México en la lucha contra el narcotráfico, incluyendo el despliegue de 10,000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera norte y la extradición de 29 presuntos líderes de cárteles a Estados Unidos en las últimas semanas.
Estos gestos, presentados como pruebas de compromiso, habrían convencido a Trump de suspender los aranceles hasta el 2 de abril, dando paso a un periodo de negociación liderado por equipos de alto nivel de ambos países.
El anuncio del aplazamiento fue recibido con alivio en México, donde la amenaza de aranceles había generado incertidumbre en sectores clave como la industria automotriz, la agricultura y la manufactura, que dependen en gran medida del mercado estadounidense.
Sheinbaum, en su conferencia matutina, destacó que el diálogo con Trump fue «respetuoso y productivo», subrayando que México no busca confrontación, sino soluciones conjuntas. «Hemos demostrado que estamos actuando con responsabilidad, pero también con dignidad. Este mes nos permitirá fortalecer nuestra posición y buscar acuerdos que beneficien a ambas naciones», afirmó.
Por su parte, Trump, en un mensaje en su red social Truth Social, calificó la conversación como «amigable» y elogió el compromiso de México con la seguridad fronteriza. «Hablé con la presidenta Sheinbaum y acordamos pausar los aranceles por un mes mientras negociamos. México está enviando tropas y trabajando fuerte. Veremos resultados pronto», escribió. Aunque su tono fue conciliador, dejó entrever que la suspensión es condicional y que espera avances tangibles en las próximas semanas.
El acuerdo no solo evita un impacto económico inmediato —que analistas estimaban podría reducir el PIB mexicano en hasta un 4% si los aranceles se mantenían todo el año—, sino que también posiciona a Sheinbaum como una líder capaz de manejar la impredecible relación con su vecino del norte. A diferencia de la respuesta más confrontacional de Canadá, que impuso tarifas retaliatorias de inmediato, México optó por una estrategia de negociación que, por el momento, ha dado frutos.
Sin embargo, el desafío está lejos de terminar. El mes de gracia será crucial para que México demuestre resultados en los temas que Trump considera prioritarios, mientras enfrenta presiones internas para proteger su economía sin ceder soberanía.