En el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, la diputada Leticia Mejía García, presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas de la LXII Legislatura del Estado de México, alzó la voz para advertir que las lenguas originarias matlatzinca y tlahuica están al borde de la extinción. Durante el “Conversatorio de voces ancestrales: estrategias por la revitalización de las lenguas indígenas en el Estado de México”, la legisladora del PRI hizo un enérgico llamado a sus colegas parlamentarios y a las autoridades de todos los niveles de gobierno para que impulsen y promuevan la preservación de estas lenguas, consideradas tesoros vivos del patrimonio cultural mexiquense.
Mejía García destacó un dato alarmante de la UNESCO: cada dos semanas, una lengua desaparece en el mundo, llevándose consigo un legado cultural, intelectual y ancestral irremplazable. “No podemos permitir que nuestras lenguas maternas mueran, que se callen o que sean silenciadas”, afirmó, proponiendo llevar su enseñanza a escuelas, hogares y comunidades como una medida urgente para garantizar su supervivencia. En el Estado de México, según datos oficiales, habitan 417 mil hablantes de lenguas maternas, de los cuales 310 mil dominan alguna de las cinco lenguas locales: mazahua, matlatzinca, náhuatl, otomí y tlahuica.
El conversatorio, realizado en un ambiente de reflexión y compromiso, reunió a especialistas en lingüística, legisladores y representantes de comunidades originarias. La diputada subrayó que esta fecha no solo es una celebración, sino también un homenaje a los pueblos que han custodiado estas manifestaciones culturales a lo largo de generaciones. En este sentido, refrendó su compromiso de seguir impulsando reformas legislativas, exigiendo el cumplimiento de las leyes por parte de las autoridades ejecutivas y promoviendo medidas que fortalezcan la protección de las lenguas indígenas.
Voces expertas: un diagnóstico crítico y propuestas concretas
Entre los ponentes, Guadalupe Nancy Nava Gómez, maestra en Lingüística Aplicada por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), resaltó la importancia de estos encuentros para revertir el daño histórico que han sufrido las comunidades indígenas. Explicó que, aunque en México se reconocen 68 lenguas originarias y habitan 16 millones de personas indígenas, solo siete millones hablan alguna lengua nativa. “Una lengua materna es parte del patrimonio nacional, y su pérdida es una tragedia cultural”, afirmó, proponiendo la creación de sistemas de escritura, legislación vinculante y programas de alfabetización comunitaria como pasos clave para su revitalización.
Por su parte, Esteban Bartolomé Segundo Romero, antropólogo y poeta mazahua, destacó que en el país sobreviven 368 variantes lingüísticas de 68 pueblos originarios. Sin embargo, insistió en la necesidad de apoyo institucional para desarrollar alfabetos, combatir prejuicios mediante la educación y diseñar programas específicos de enseñanza. “No basta con reconocerlas; hay que darles vida”, sentenció.
Crispín Amador Ramírez, escritor en náhuatl, sugirió la formación de colectivos interdisciplinarios que recopilen los esfuerzos existentes y promuevan la enseñanza de estas lenguas, mientras que Margarita de la Vega Lázaro, promotora cultural otomí, hizo un llamado a los legisladores para abandonar el término “asuntos indígenas” y así superar estigmas y marginación. Finalmente, Leonardo Carranza Martínez, docente de la Universidad Intercultural, subrayó la importancia de acompañar cualquier legislación con un presupuesto claro y suficiente.
El conversatorio dejó en claro que la revitalización de las lenguas indígenas no es solo una tarea cultural, sino un acto de justicia histórica. Las propuestas planteadas apuntan a un esfuerzo colectivo entre legisladores, académicos y comunidades para construir un futuro donde las voces ancestrales no solo sobrevivan, sino que florezcan. En palabras de la diputada Mejía García, “el legado de nuestros pueblos originarios es invaluable, y está en nuestras manos asegurarnos de que no se pierda”.
Con el matlatzinca y el tlahuica en peligro, el tiempo apremia. La Legislatura Mexiquense tiene ahora el reto de transformar estas palabras en acciones concretas que resuenen en las aulas, las calles y los corazones de las nuevas generaciones.