En Michoacán se confirmó el hallazgo de dos personas presuntamente involucradas en el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez. Los cuerpos fueron encontrados en una zona rural del municipio, en un hecho que abre nuevas líneas de investigación y alimenta sospechas sobre posibles actos de encubrimiento vinculados a la violencia organizada.

Los cuerpos hallados en Capácuaro

Nueve días después del asesinato, el 10 de noviembre de 2025, fueron localizados los cuerpos de dos personas a un costado de la carretera federal Uruapan–Paracho, en la comunidad de Capácuaro. Uno de ellos fue identificado como Josué “N”, de 16 años; del otro solo se confirmó que era un adulto, cuyo nombre permanece bajo reserva de la Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE).

Ambos presentaban impactos de arma de fuego y signos de ejecución, sin indicios de robo o enfrentamiento. El lugar, un área montañosa de difícil acceso, es frecuentemente utilizado por grupos criminales por su ubicación estratégica.

El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla confirmó que estas dos personas participaron en el ataque contra Manzo. Indicó que la información proviene de un informe “fidedigno” elaborado por la FGE y compartido con el secretario federal de Seguridad, Omar García Harfuch. De acuerdo con el mandatario, la evidencia obtenida en las primeras horas de investigación señala la participación directa de ambos individuos, aunque no reveló detalles para no comprometer la pesquisa.

El fiscal Carlos Torres Piña pidió prudencia antes de establecer conclusiones finales, aunque reconoció que la hipótesis de un ajuste interno o “limpieza” por parte de grupos criminales se encuentra bajo análisis. También advirtió sobre el uso recurrente de menores en actividades delictivas en la región, un patrón que agrava el contexto de violencia.

Capácuaro: un punto estratégico en disputa

La zona de Capácuaro, en la Sierra de Quiroga y a 20 kilómetros de Uruapan, ha sido escenario de tensiones entre grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y organizaciones rivales. El abandono de los cuerpos en un sitio de tránsito constante podría tener un simbolismo de advertencia, aunque las autoridades señalan que no existe evidencia concluyente sobre un mensaje específico.

Tras los hechos, autoridades federales y estatales activaron el Operativo Paricutín, que desplegó a 500 elementos adicionales en la región. El objetivo es reforzar la vigilancia en zonas críticas y proteger a funcionarios locales, incluida la alcaldesa interina Grecia Quiroz, viuda de Manzo, quien asumió el cargo en un clima de tensión.

El asesinato del alcalde y el hallazgo de los presuntos cómplices reflejan los desafíos persistentes en Michoacán, donde se entrecruzan dinámicas políticas y criminales. La investigación continúa con peritajes, testimonios y análisis de posibles autores intelectuales. Mientras tanto, la población espera respuestas que permitan aclarar los hechos y fortalecer las medidas de prevención ante la violencia creciente.