La reciente prohibición del colorante alimentario artificial rojo número 3 ha desatado una gran controversia en el ámbito de la salud pública y la industria alimentaria. Este colorante, también conocido como eritrosina o E127 en Europa, es un aditivo sintético que ha sido utilizado ampliamente para dar un tono rojo brillante a diversos productos alimenticios. Su prohibición se fundamenta en estudios que han demostrado su potencial carcinogénico en animales de laboratorio, lo que ha llevado a medidas regulatorias en varios países, incluyendo recientemente a los Estados Unidos.

En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) es la encargada de regular el uso de aditivos en los alimentos. Aunque aún no se ha anunciado formalmente una prohibición similar a la de la FDA en Estados Unidos, la información disponible sugiere que el uso de este colorante podría estar bajo revisión debido a las preocupaciones sobre su seguridad.

El rojo número 3 se encuentra en una amplia gama de productos en México:

• Cerezas confitadas: Este colorante es comúnmente utilizado para dar ese color rojo intenso a las cerezas que adornan cócteles y postres.
• Gelatinas y mermeladas: Especialmente aquellas con sabor a fresa, donde el color rojo es esencial para el atractivo visual del producto.
• Productos lácteos: Yogures y helados de fresa o similares pueden contener eritrosina para alcanzar ese tono característico.
• Dulces y caramelos: Muchos caramelos duros y blandos, así como gominolas, utilizan este colorante para obtener variaciones de rojo.
• Derivados cárnicos: En ocasiones, se usa en patés de atún o salmón, aunque su aplicación en este sector es menos común.
• Pastelería y repostería: Tartas, pasteles y otros productos de pastelería con decoración roja pueden contener este colorante.

La prohibición de este colorante en Estados Unidos implica un plazo hasta el 15 de enero de 2027 para que las empresas reformulen sus productos, lo que podría influir en las prácticas de la industria alimentaria en México, ya sea por presión de los consumidores o por alineación con las normas internacionales de seguridad alimentaria.

La eliminación del rojo número 3 de los productos alimenticios no solo reduce potenciales riesgos para la salud, sino que también plantea desafíos para la industria, que debe buscar alternativas naturales o sintéticas más seguras para mantener la apariencia y el atractivo de sus productos. Este cambio podría impulsar un mayor uso de colorantes naturales como la curcumina o el rojo de remolacha, que no solo son más seguros sino que también añaden beneficios nutricionales.

Es importante que los consumidores estén informados y revisen las etiquetas de los productos para estar conscientes de los aditivos que consumen. La educación sobre estos temas puede fomentar un consumo más consciente y presionar a las empresas para adoptar prácticas más saludables en la formulación de sus productos.

Para concluir, la prohibición del colorante rojo número 3 es un ejemplo de cómo la evidencia científica puede influir en las políticas de salud pública, aunque se debe esperar un tiempo para ver cómo México responde oficialmente a estas preocupaciones.