Este miércoles, el Vaticano dio inicio al cónclave de 2025 para elegir al 267.º Papa de la Iglesia Católica, tras el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril a los 88 años. A las 21:00 horas, una columna de humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señalando que el primer día de votaciones concluyó sin que los cardenales electores llegaran a un acuerdo sobre el nuevo pontífice.
El cónclave, que se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, cuenta con la participación de 133 cardenales electores, un número que supera el límite tradicional de 120 establecido por normas anteriores. Este incremento se debe a una decisión del propio Papa Francisco, quien antes de su muerte amplió el grupo de cardenales con derecho a voto, una medida que ha sido aceptada tácitamente para este proceso.
La jornada comenzó con la tradicional ceremonia en la que, tras una misa en la Basílica de San Pedro, los cardenales ingresaron a la Capilla Sixtina. Una vez dentro, se pronunció la frase en latín “Extra omnes” (“Todos fuera”), que marca el cierre de las puertas y el inicio oficial del cónclave, asegurando la total confidencialidad del proceso. Este ritual, acompañado por el aislamiento de los cardenales –quienes no pueden usar dispositivos de comunicación ni tener contacto con el exterior–, busca garantizar la independencia de las votaciones.
La señal de humo negro, que indica que no se ha alcanzado la mayoría de dos tercios necesaria para elegir al nuevo Papa, es parte de una tradición que se remonta al siglo XIX. Los votos de los cardenales, registrados en papeletas, se queman en una estufa de hierro fundido instalada específicamente para el cónclave, un método que se utiliza desde 1939. Para producir el color negro, se añaden sustancias químicas a las papeletas, mientras que el humo blanco, que anunciará la elección del nuevo Papa, se logra con una mezcla diferente.
Entre los detalles del proceso, se sabe que el cardenal Giovanni Angelo Becciu, aunque elegible para participar, decidió no hacerlo, respetando una petición del Papa Francisco. Becciu, involucrado en un caso de corrupción que aún no ha sido resuelto, optó por mantenerse al margen, según fuentes cercanas al Vaticano.
La chimenea de la Capilla Sixtina, instalada especialmente para este evento, ha sido el centro de atención para miles de fieles y curiosos que aguardan en la Plaza de San Pedro. Antes del inicio del cónclave, los bomberos del Vaticano realizaron pruebas para asegurar que el sistema de humo funcionara correctamente, un aspecto crucial para evitar confusiones como ha ocurrido en cónclaves pasados, donde el color del humo no siempre ha sido claro.