Este viernes el mundo continúa despidiéndose del Papa Francisco, cuya muerte el pasado lunes 21 de abril a los 88 años ha dejado un profundo impacto en la comunidad católica y más allá. El Vaticano ha sido el epicentro de un flujo constante de fieles, líderes mundiales y peregrinos que han acudido a rendir homenaje al pontífice conocido por su humildad y su mensaje de cercanía con los más vulnerables.
Este viernes, un hito significativo marcó el proceso fúnebre: el cierre del ataúd del Papa, un momento solemne que prepara el camino para el funeral oficial programado para mañana, sábado 26 de abril.
El Cierre del Ataúd: Un Ritual Íntimo
A las 20:00 horas, hora local de Roma, se llevó a cabo en la Basílica de San Pedro el rito litúrgico de sellado del féretro, presidido por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Iglesia Romana. Este evento, de carácter privado, contó con la presencia de varios cardenales, oficiales de la Santa Sede y algunos familiares del Papa.
Durante la ceremonia, se colocó un documento conocido como rogito, un resumen biográfico del pontificado de Francisco, dentro del ataúd, siguiendo una antigua tradición vaticana. Además, se cubrió el rostro del Papa con un paño blanco y se selló el féretro, marcando el fin de la exposición pública de sus restos mortales.
El ataúd, en línea con los deseos de Francisco, es notablemente sencillo: una sola caja de madera con interior de zinc, rompiendo con la tradición de los tres ataúdes (ciprés, plomo y roble) utilizados para pontífices anteriores. Este gesto refleja la visión del Papa de una Iglesia más austera y centrada en los valores evangélicos, despojada de ostentaciones.
Tres Días de Despedida en San Pedro
Desde el miércoles 23 de abril, el cuerpo de Francisco ha estado expuesto en la Basílica de San Pedro, permitiendo que decenas de miles de personas, estimadas en más de 250,000, desfilen para ofrecer sus respetos. Las filas, que en ocasiones se extendieron por horas, incluyeron a fieles de todas las edades, nacionalidades y orígenes, muchos de los cuales expresaron gratitud por el legado de un Papa que abogó por los pobres, los migrantes y la justicia social. La basílica permaneció abierta hasta altas horas de la noche para acomodar a la multitud, con un ambiente de recogimiento y oración que impregnó el lugar.
El traslado del cuerpo desde la Casa Santa Marta, donde falleció el Papa, hasta la basílica fue acompañado por un cortejo solemne de cardenales, obispos y la Guardia Suiza, mientras las campanas de San Pedro repicaban en señal de duelo. La imagen del Papa, vestido con una casulla roja, un anillo plateado y un rosario en las manos, ha sido descrita como un reflejo de su vida dedicada al servicio y la simplicidad.
Preparativos para el Funeral
El funeral, programado para las 10:00 de la mañana del sábado en la Plaza de San Pedro, será presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. Se espera que asistan cerca de 200,000 personas, incluyendo delegaciones de más de 130 países, con figuras destacadas como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el príncipe de Gales, William, entre otros. La liturgia, aunque simplificada por deseo expreso de Francisco, mantendrá elementos tradicionales, como la lectura de pasajes bíblicos en múltiples idiomas y la presencia de cánticos de la Capilla Sixtina.
Tras la misa, el féretro será trasladado en procesión a la Basílica de Santa María la Mayor, a unos cuatro kilómetros del Vaticano, donde Francisco será sepultado. Este lugar, elegido por el Papa por su devoción a la Virgen María, marca otro rompimiento con la tradición, ya que será el primer pontífice en más de un siglo en no ser enterrado en las grutas vaticanas. Su tumba, según su testamento, será sencilla, con una inscripción que llevará únicamente su nombre en latín: Franciscus.