Lo que comenzó como un fuego localizado en el exterior de la torre Block F del complejo Wang Fuk Court terminó convirtiéndose en una de las tragedias habitacionales más graves registradas en Hong Kong. El incendio, desatado la tarde del 26 de noviembre, se extendió con una rapidez que superó las previsiones de los bomberos, quienes al llegar encontraron las ocho torres rodeadas por andamios de bambú envueltos en malla y láminas plásticas, elementos que actuaron como un acelerante inesperado.
Las autoridades confirmaron que 128 personas murieron, 79 resultaron heridas, 16 permanecen en condición crítica y alrededor de 200 residentes siguen sin localizarse.
Materiales riesgosos y un sistema de alarma que no respondió
La investigación preliminar sugiere que el incendio se originó en el andamio exterior y avanzó vertical y horizontalmente gracias a una combinación de factores que transformaron el complejo en un entorno sumamente vulnerable. Las mallas y láminas utilizadas durante la renovación no cumplían parámetros mínimos de resistencia al fuego, de acuerdo con las primeras pruebas del Departamento de Edificios. Además, la instalación de espuma de poliestireno para sellar temporalmente ventanas abrió la puerta para que las llamas ingresaran al interior de los pisos y avanzaran por los pasillos.
A este escenario se sumaron fallas detectadas en el sistema de alarma contra incendios, que no se activó de manera adecuada en varias torres. Ese retraso en la alerta tuvo un impacto directo en la capacidad de evacuación, especialmente entre residentes de mayor edad.

Detenciones y una revisión profunda del sector de la construcción
La policía detuvo a ocho personas vinculadas con la empresa encargada de la renovación del complejo, entre ellos dos directores y un consultor de Prestige Construction and Engineering Company, además de personal operativo y subcontratistas. Los cargos preliminares abarcan conspiración para defraudar y posible homicidio por negligencia grave. Las oficinas de la compañía fueron registradas y otras once obras donde participa están siendo inspeccionadas para descartar riesgos similares.
El Gobierno de Hong Kong anunció una respuesta amplia para atender tanto la emergencia como las fallas estructurales detectadas. Inició revisiones urgentes de proyectos que utilicen andamios de bambú, impulsó la aceleración del programa para sustituir estas estructuras por modelos metálicos ignífugos y activó un fondo de emergencia de 300 millones de dólares hongkoneses destinado a apoyar a las familias afectadas. También se aprobó un subsidio único para los hogares damnificados y se habilitaron más de dos mil viviendas temporales.
Una comunidad desbordada por la magnitud del desastre
En Wang Fuk Court viven aproximadamente 4.800 personas. Los equipos de búsqueda siguen trabajando en los sectores más dañados, aunque las autoridades admiten que las posibilidades de hallar sobrevivientes disminuyen con cada hora que pasa. El fuego dejó estructuras comprometidas y zonas enteras prácticamente inaccesibles.
La magnitud del siniestro supera cualquier antecedente residencial en la ciudad desde 1948. La investigación oficial continúa, con la expectativa de esclarecer el origen exacto del fuego y determinar responsabilidades en un incidente que ha sacudido profundamente la confianza en los sistemas de seguridad y en los procesos de renovación de vivienda pública.













