Un espectacular robo de joyas de la corona francesa en el Museo del Louvre ha desatado una amplia operación policial y un debate sobre la seguridad en los museos nacionales. El atraco, ocurrido la mañana del domingo 19 de octubre, ha sido descrito por las autoridades como uno de los mayores golpes al patrimonio cultural francés en décadas.
Cómo ocurrió el robo
El asalto fue ejecutado con precisión y sin violencia. Según las primeras investigaciones, cuatro hombres llegaron al museo en motocicletas Yamaha TMAX de 560 cc, por el lado del río Sena. Vestían chalecos reflectantes y pasamontañas, lo que les permitió mezclarse con trabajadores de obras cercanas.
Usando un monte-meuble —plataforma elevadora común en mudanzas parisinas— colocaron una escalera extensible hasta el segundo piso del edificio. Dos de ellos subieron y cortaron un panel de vidrio con una amoladora eléctrica, lo que activó las alarmas. En cuestión de minutos, irrumpieron en la Galerie d’Apollon, a unos metros de la Mona Lisa, y rompieron dos vitrinas para sustraer las joyas reales.
Aunque amenazaron a los guardias con herramientas, no utilizaron armas de fuego. Al escapar, intentaron incendiar el elevador con gasolina y un soplete, pero un empleado evitó la propagación del fuego. Abandonaron en el lugar parte de su equipo y la corona de la emperatriz Eugenia, caída y dañada durante la huida.
Los ladrones se alejaron en dirección a la autopista A6, y su accionar quedó registrado por cámaras de vigilancia y turistas que se encontraban en la zona.
El robo se produjo alrededor de las 9:30 de la mañana, apenas media hora después de la apertura del museo al público. Su ejecución en pleno día y con una coordinación precisa sugiere, según expertos, que los autores conocían a fondo el edificio y la rutina de seguridad.

Investigación y joyas robadas
Las autoridades francesas han desplegado 60 investigadores bajo la supervisión de la fiscal de París, Laure Beccuau. Hasta el momento no hay detenidos, pero se analizan grabaciones y huellas del recorrido de escape. Se cree que el monte-meuble utilizado fue robado de un sitio de construcción cercano.
Las líneas de investigación apuntan a un grupo experimentado que podría haber actuado por encargo de un coleccionista privado. La policía considera urgente recuperar las piezas antes de que sean desmanteladas o fundidas.
Los ladrones se llevaron ocho de las nueve piezas expuestas de las Joyas de la Corona Francesa, que datan de los siglos XVIII y XIX y pertenecieron a reinas y emperatrices como Marie-Amélie, Hortense y Eugénie. Entre los objetos sustraídos se encuentran tiaras, collares, broches y pendientes con diamantes, esmeraldas, zafiros y perlas.
El valor económico es incalculable, pero el Ministerio de Cultura subraya que su verdadero valor radica en su significado histórico. Se estima que el conjunto podría valer decenas de millones de euros, aunque ninguna de las piezas es vendible en el mercado legal.
Una de las joyas más emblemáticas, la corona de la emperatriz Eugénie, fue hallada en el sitio del robo con daños visibles. En cambio, el famoso Diamante Regent, de 140 quilates, permaneció intacto en su vitrina, un detalle que intriga a los investigadores.
Cierre temporal del museo
El Louvre fue evacuado de inmediato y permaneció cerrado los días 19 y 20 de octubre para permitir las labores policiales. Miles de visitantes fueron reembolsados y las autoridades aún no han anunciado la fecha de reapertura.
El presidente Emmanuel Macron calificó el robo como “un ataque al patrimonio que atesoramos porque es nuestra historia”. En respuesta, los ministerios de Cultura e Interior han convocado una reunión de emergencia para revisar los protocolos de seguridad en museos nacionales.
Este es el primer robo de arte en el Louvre desde 1998, y su impacto ha trascendido el ámbito policial. Más allá de las pérdidas materiales, el caso plantea interrogantes sobre la vulnerabilidad del museo más visitado del mundo.
La investigación sigue abierta y las autoridades francesas confían en que la notoriedad de las piezas facilite su recuperación antes de que desaparezcan definitivamente del patrimonio nacional.