Mark Carney, nuevo Primer Ministro de Canadá. Cómo será su relación con México

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El pasado 9 de marzo de 2025, Canadá dio un giro significativo en su panorama político con la elección de Mark Carney como líder del Partido Liberal, posicionándolo como el próximo primer ministro en reemplazo de Justin Trudeau.

Carney, un economista de renombre internacional y exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, asumió finalmente el cargo este viernes tras la renuncia oficial de Trudeau. Este cambio ha generado expectativas tanto en el ámbito doméstico como en las relaciones internacionales, particularmente con México, uno de los socios clave de Canadá en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Mark Carney, de 59 años, es un figura destacada en el mundo financiero y político. Nacido en Fort Smith, Territorios del Noroeste, Carney construyó una carrera sólida en la banca antes de incursionar en la política activa. Durante su tiempo como gobernador del Banco de Canadá (2008-2013), lideró al país a través de la crisis financiera global con políticas pragmáticas y una visión centrada en la estabilidad económica. Posteriormente, en el Banco de Inglaterra (2013-2020), se ganó una reputación como defensor de la acción climática y la sostenibilidad, temas que podrían influir en su agenda como primer ministro.

A pesar de ser un novato en la política electoral, Carney arrasó en las votaciones internas del Partido Liberal con un contundente 85.9% de apoyo, superando a figuras como Chrystia Freeland. Su perfil combina experiencia técnica con una perspectiva progresista, lo que sugiere un liderazgo enfocado en la economía, el comercio y los desafíos globales como el «cambio climático».

La transición en Canadá no pasó desapercibida en México. El 14 de marzo de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó sus buenos deseos a Carney a través de un mensaje en redes sociales: “Felicito a Mark Carney por su nombramiento como primer ministro. México y Canadá comparten una relación de amistad, comercio y cooperación basada en el respeto y la prosperidad compartida de la región. Trabajaremos para fortalecer lazos en beneficio de nuestros pueblos”. Este mensaje, emitido desde Palacio Nacional, refleja la intención de Sheinbaum de mantener una relación sólida y colaborativa con el nuevo gobierno canadiense.

Durante su conferencia matutina Sheinbaum ya había adelantado sus felicitaciones y su esperanza de una “relación de respeto y de trabajo conjunto frente al tratado comercial que tenemos los tres países”.

Aunque Mark Carney aún no ha delineado públicamente su política exterior como primer ministro, su trayectoria y las prioridades del Partido Liberal ofrecen pistas sobre la postura que podría adoptar hacia México. Como economista, Carney comprende la relevancia del T-MEC para la competitividad de América del Norte frente a otras regiones del mundo, como Asia y Europa. Es probable que busque fortalecer este acuerdo, promoviendo una relación comercial estable con México y Estados Unidos, a pesar de las amenazas arancelarias de Trump, quien ha insistido en imponer un 25% a las importaciones de ambos países.

Durante la gestión de Trudeau, Canadá y México enfrentaron juntos las presiones de Estados Unidos, como se vio en las negociaciones del T-MEC y en las recientes conversaciones sobre aranceles en 2025. Carney, con su experiencia en manejar crisis económicas, podría optar por una diplomacia pragmática, buscando acuerdos que preserven los intereses comerciales canadienses sin sacrificar la colaboración con México. Su énfasis en la sostenibilidad también abre la puerta a una cooperación bilateral en temas como energías renovables y cambio climático, áreas en las que México, bajo el liderazgo de Sheinbaum, ha mostrado interés.

Sin embargo, no todo será sencillo. Las tensiones con Estados Unidos podrían llevar a Carney a priorizar un acercamiento bilateral con Washington, lo que algunos analistas temen que deje a México en una posición secundaria. A diferencia de Trudeau, quien en ocasiones expresó disposición a explorar un tratado exclusivo con Estados Unidos, Carney podría adoptar una postura más equilibrada, reconociendo que la fuerza de América del Norte radica en la unión de los tres países.


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