VERDADES MENTIROSAS… La Guerra del Odio

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 “El odio es la cólera de los débiles.”

          Alphonse Daudet.

“Odio a mis oponentes, no deseo que les vaya bien”, lo siento.

Esas fueron las palabras del neo/emperador Donald I durante el homenaje póstumo al sionista evangélico, charlatán y trasnochado Charlie Kirk, asesinado por otro demente de ultra/derecha, que en Estados Unidos son legión. Las palabras del emperador son una declaración de principios y nos revela el fondo más profundo de su ser; un ácido ponzoñoso revuelve sus vísceras y un pus maldiciente le corroe las entrañas y envenena su cerebro, es el odio lo que guía sus acciones, ¡el hombre que puede apretar el botón que destruya a la humanidad ¡vive bajo el peso del odio! es ese el presidente que quiere “hacer grande a América otra vez”

Si odia a sus oponentes internos, pues aborrece a más de la mitad de su país y si odia a sus oponentes externos, entonces abomina a la mayor parte del mundo; en el fondo significa un odio patológico por la condición humana, el odio de siempre, el del pensamiento único contra el libre pensamiento. Ya no quedan más dudas, la base de su guerra cultural es el odio, el capitalismo en su fase nihilista es incapaz de construir futuro alguno pues su ira malsana no puede traer más que destrucción.

Charlie Kirk era un fanático nacionalista evangélico, de esos pervertidos que todo el tiempo tienen a Dios en la boca, que se ostentan como intérpretes de Dios y que conocen y siguen su “palabra, decía, por ejemplo: “los demócratas representan todo lo que Dios odia” el fanático que sabe los pensamientos íntimos de Dios; es decir ¡Dios Odia!  y le reveló a Charlie a que personas, que cosas, que conceptos son los objetos de su aborrecimiento: ¡un profeta, un iluminado y ahora un mártir!

Declarado defensor del genocidio en Gaza, enemigo de los derechos reproductivos de las mujeres, y de su libertad sexual, intelectual, económica y emocional, odiador compulsivo de la comunidad LGBT y similares, defensor a ultranza de las armas y de una cruzada santa, tenemos el retrato de un odiador de la condición humana, a este sí todo lo humano le era ajeno.

Este nuevo santón del sionismo evangélico pasará a la historia, no por sus condecoraciones ni por sus discursos de odio contra la humanidad, ni por sus fanatizados seguidores, quedará inscrito en la memoria por la paradoja de su muerte, solía decir el mártir: “Vale la pena pagar el costo, lamentablemente, de algunas muertes por armas cada año para poder conservar la Segunda Enmienda”; el destino le dio la razón, sólo que él nunca lo supo ¿será el costo de conservar la segunda enmienda?

Durante los funerales del caído y casi inmolado, Donald I y su corte evangélica/sionista le otorgaron post mortem la medalla de la libertad entre una retahíla de elogios en una maraña de auto complacencia masturbatoria y alucinatoria; la esposa del fanático asesinado dijo: “Charlie ya ha entrado al paraíso y entro alegre y ya habló con Dios” …vaya motivos para sentirse feliz.

 

La derecha tiene claro el catecismo de su guerra cultural, es una cadena de odio casi cósmica; Dios odia, Charlie odia, Trump odia, la corte del emperador odia, Netanyahu odia, Milei odia; odio de clase, de raza, de género, que no es más que el aborrecimiento profundo a la condición humana; sabemos bien hasta donde nos puede llevar la práctica del rencor permanente, la próxima guerra de la cual ya vivimos sus prolegómenos, será la guerra del odio.

Todos los humanos sabemos hacia donde nos puede llevar el odio, nosotros lo inventamos, es ni más ni menos que parte inherente a nuestra condición, pero ¿y el amor?  ¿será que es imposible?








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