VERDADES MENTIROSAS… EL TRASERO DE TRUMP                                                          

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“Vemos a los demás como extensiones de

nosotros mismos”

Byung Chul Han

Hay acciones y dichos que delatan el carácter, la personalidad y los demonios profundos de las personas y en algunos casos nos dicen lo que piensan de la humanidad, su concepción de la vida y como ven a “los otros”; revelan algo más, la sustancia de la que está hecha el alma de quien dice tales palabras y hace tales actos.

Elijo tres actos reveladores de la perversión narcisista de la vanguardia de la contrarrevolución patriarcal, en plena guerra cultural para imponer al mundo la supremacía blanca, ya no bajo la egida del protestante anglosajón en plena decadencia y que está siendo sustituido por una nueva religión: el CRISTIANISMO CULTURAL del que es confeso el bóer sudafricano Elon Musk y que emerge de las raíces del cristianismo positivo nazi.

Los tres actos elegidos reflejan muy bien la nueva moral, el nuevo imperativo, que consiste en imponer al mundo su justicia divina, siempre superior al “despropósito” de la justicia social, en otras palabras, la supremacía blanca y el esclavismo del siglo XXI, es justicia inmanente, incontestable, divina.

Primer acto,

“me suplican y me besan el trasero para que no haya aranceles”, dijo Trump ante congresistas republicanos en Washington; es sorprendente, su autor es el hombre que gobierna al país con  la mayor cantidad de bombas nucleares; el cumulo de descubrimientos que surgen de la sola frase incluye  por supuesto a México, que  encaja a la perfección en ese paquete, nadie debe hacerse ilusiones con la frase propagandística de que Trump respeta a México, su dicho frente a congresistas y ante cámaras desmiente cualquier respeto por nada y por nadie,

La forma en que Donald I ofende a sus pares inaugura una versión nueva del viejo despotismo imperial, imitando a líderes de otras naciones vociferó:

“Se mueren por llegar a un acuerdo: Por favor, por favor, haré lo que sea, señor, haré lo que sea’»

La única forma de alcanzar la paz es que el resto del mundo firme la sumisión a Estados Unidos, acepte el derecho de Israel al genocidio y acepten la libertad del imperio para controlar los recursos naturales y territorios enteros de cualquier país. DONALD I terminó así la perorata ante sus correligionarios: “Estados Unidos tiene la oportunidad de hacer algo que debió hacerse hace décadas. ¡No sean débiles! ¡No sean estúpidos! ¡No entren en pánico un nuevo partido basado en gente débil y estúpida!) ¡Sean fuertes, valientes y pacientes y el resultado será GRANDEZA!”

Segundo acto,

Estando reunido con su gabinete revisando fotografías de decenas de Yemenitas muertos en el más reciente bombardeo de su maquinaria de guerra, DONALD I espetó: “ups, ya no podrán atacarnos”. En la nueva moral del cristianismo cultural la muerte es ajena, burlarse del enemigo muerto, es matarlo otra vez, el escarnio ante el vencido sólo puede provenir de las almas putrefactas y envilecidas.

Tercer acto,

La propuesta del sicario del clan, Benjamin Netanyahu y que Donald I ´Presentará ante los emisarios de Irán, sobre el acuerdo nuclear con el país persa. Dice el premier israelí: “el acuerdo que queremos con Irán es que nos permitan entrar sin oposición, y destruyamos sus instalaciones nucleares y todos sus materiales, con la supervisión de Estados Unidos”.

Vaya desvergüenza, creen que a través del miedo lograrán que la teocracia chiita les “bese el trasero”, dudo mucho que los persas formen parte del club besador, Irán no es México, ni Canadá, ni la unión europea.

El alma del nazi/sionismo está hecha trizas, el narcisismo imperial ha entrado en fase nihilista, el alma y el trasero de Donald I están corrompidos y podridos sin remedio, al igual que el de sus correligionarios, sean jazaros sionistas, bóeres sudafricanos o cristianos culturales, el supremacismo blanco en guerra contra la humanidad, que, sin esperanza alguna y corrompida hasta la medula, al igual que sus victimarios, viaja feliz en su vuelo nihilista hacia la autodestrucción.


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