El poder Judicial de la Federación, el poder rico y monárquico de México, saca las uñas y enseña el cobre. Que son corruptos, engreídos y nefastos ya lo sabíamos, pero ahora también sabemos que son cínicos y mezquinos. Las acciones de los ministros encabezados por la repugnante Norma Piña atentan contra la nación. No conformes con el daño histórico que le han hecho a México hoy pretenden desestabilizar nuestra democracia y hasta pasar por encima de la voluntad del pueblo.
Los empleados del Poder Judicial en paro siguen como buenos pusilánimes las órdenes de sus amos y llevan su inconformidad hasta la violencia física y verbal. Se trata de empleados privilegiados, aquellos que obtuvieron la “chamba” por esquemas de nepotismo y que por muchos años se han pagado cirugías estéticas y gimnasios de lujo no con su sueldo sino con bonos injustificados producto de los impuestos del pueblo.
El paro del poder judicial carece de legitimidad alguna. Se hacen pasar por víctimas cuando en realidad son victimarios. Han incumplido con su responsabilidad de ofrecer una justicia pronta y expedita. Miles de injustamente presos, otros miles que tienen varios años en prisión y aun no reciben una sentencia o ni siquiera han sido juzgados. Y otros miles que siendo delincuentes gozan de libertad porque tienen con que comprar jueces, magistrados y ministros.
¿En verdad hay quien pueda no desear una reforma contundente en ese Poder Judicial podrido?
Solo los irresponsables, los privilegiados, los obtusos o los masoquistas, se atreven a salir en defensa de la peor institución del estado mexicano… Un Poder Judicial que ha sido un poder saqueador, que se maneja fuera de cualquier control externo y actúa como una especie de rancia monarquía mantenida a todo lujo con los recursos del pueblo.
Es tal la arrogancia de la Corte y su Reyna negra Norma Piña que se atreven a intentar pasar por encima de los deseos del pueblo. Las Reformas Constitucionales y la REFORMA AL PODER JUDICIAL es un mandato que se les dio a López Obrador y a Claudia Sheinbaum. Los ministros, magistrados y jueces no pueden estar por encima del máximo poder, que es el poder del pueblo.
Si los empleados irresponsables y sus amos tuvieran tantita dignidad no cobrarían el sueldo de los días que llevan en paro, que además es ilegal. Pero son cínicos y engreídos.
Como decimos los mexicanos: “El Poder Judicial ya mamó, pero se quiere llevar la vaca».