CONFIRMADO: Sucede en México una Revolución de las Conciencias, un movimiento social de alcances impredecibles, con un pueblo empoderado que comparte, como hace más de un siglo no lo hacía, un programa, un objetivo y un plan; ha irrumpido en el gobierno de su destino.
En los mercados, en los taxis, en los camiones, en el metro, en todos los puntos de reunión y encuentro ¡se habla de un PLAN C! de una ¡4 T! y por doquier se manifiesta pujante la lucha de clases, en las calles, en el ciber espacio, en las redes sociales y por supuesto en la guerra de memes.
La derecha mexicana ultra racista y clasista mira pasmada la lección de historia que ha dado el “pueblo de México”, concepto inexistente en su estrecha visión política; para ellos el pueblo no existe como identidad cultural, filosófica e histórica, para ellos sólo hay individuos compitiendo.
Desprecian todo lo que huele a acción popular, como no hay pueblo, pues no hay historia, no hay filosofía y no hay poesía, las tres nutrientes fundamentales de la existencia humana.
La movilización masiva del 2 de junio fue filosófica porque ganó la diversidad, la pluralidad y el libre pensamiento, es histórica porque mujeres y hombres de México le dieron el bastón de mando a una mujer formada en la izquierda social y fue poética por la transmisión silenciosa del deseo del pueblo, aglutinado por una idea; acto poético de una conciencia colectiva, oculta a la mirada ordinaria de la oligarquía.
De punta a punta del territorio nacional, el pueblo de México entablo una comunicación silenciosa, casi telepática y aprendió los códigos de su programa, 4T, Plan C, Revolución de las Conciencias, Humanismo mexicano; poesía en acto indetectable para los putrefactos radares del conservadurismo mexicano.
Por eso la comentocracia hepática y estulta delira al tratar de explicar las razones de la derrota de la derecha cavernícola mexicana y en lugar de tratar de corregir su estulticia, se hunden cada vez más en las lodosas aguas del cretinismo y la estupidez. Los intelectuales, analistas, locutores y vividores como Joaquín López Velandia (alias Dóriga”), Héctor Aguilar Camín, Denisse Dresser y su ejercito de rufianes de la comunicación quieren encontrar explicaciones para su derrota en que los votantes de MORENA son corruptos, en que son ignorantes, en que son manipulados por AMLO o porque son fanáticos, o por la suma de estos factores dijo al aire la cínica cuan corrupta Amparo Casar.
Todos sus “factores” y explicaciones son pueriles, irrelevantes y muy menores en el plano intelectual; son incapaces de pensar con objetividad y de ver la explicación más simple y sencilla; el pueblo de México voto por MORENA en bloque porque está inmerso en un movimiento, que tiene proyecto y programa, ya no sólo votó por una candidata, ahora lo hizo por la cuarta transformación, decidido a cumplir aquella máxima de “todo el poder para el pueblo”; el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Por ello, el aprendiz de sionista agusanado Carlos Alazraki y su infame e infausto Patiño, Pedro Ferriz Híjar, pusieron el grito en el cielo al desgranar las consecuencias de la elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidente de México; ¡los chairos van a ir a restaurantes fifís!, se lamentaban los profundos analistas que en realidad son un par de seres humanos malhadados y patéticos.
Como todo acto poético, la rebelión popular del 2 de junio, tiene múltiples dimensiones desde donde verla, desde donde sentirla o como explicarla; un pacto colectivo sostenido por un espíritu nacional asentado en lo profundo de nuestra historia en la plenitud de su conciencia.
¿Habrá un segundo milagro mexicano?