¿Del Mazo traicionó al PRI?… Su expulsión, entre venganza y acción desesperada   

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La expulsión de Alfredo Del Mazo Maza del PRI es ridículamente oportunista. Sobre todo cuando lo expulsan por negarse a  violar la ley, por ser un gobernador demócrata que respetó de principio a fin la voluntad del pueblo mexiquense en las elecciones del 2023.

Acusan de traidor a Del Mazo, pero en realidad quienes traicionaron al PRI (al auténtico PRI, el de Lázaro Cárdenas, el de López Mateos, el del pueblo mexicano) fueron ellos. Los mismos que traicionaron a la militancia, los que modificaron los documentos básicos, los que hicieron malos gobiernos y saquearon con descaro.

El PRI que expulsa a Del Mazo Maza es el PRI que prefiere a una botarga como candidata, que a doña Beatriz Paredes Rangel. La expulsión del exgobernador es una medida desesperada del PRI de Alito Moreno. Una venganza fraguada desde el Comité Directivo Estatal del PRI mexiquense.

Quienes critican a Del Mazo y hoy se vuelcan en ataques desproporcionados, hace dos años le aplaudían como “monos de cuerda”.  En ninguno de los casos su juicio tiene valor alguno porque aplauden o apuñalan desde el interés personal, sin análisis y eso sí mucha hipocresía.

Se olvidan de hechos comprobables como que en 6 meses de gestión como gobernador priista del Estado de México Alfredo Del Mazo hizo mucho más que la actual gobernadora morenista en casi 9 meses de mandato. Se olvidan que la debacle del PRI comenzó hace décadas y hoy se está  consumando.

Del Mazo Maza no traicionó al PRI ni entregó al Estado de México, los datos hablan por sí mismos. En el 2017 el exgobernador ganó las elecciones, en alianza con el PVEM y NA, con 2 millones 40 mil 491 votos, el PAN obtuvo apenas 682 mil cuatrocientos 82 votos en esa elección; en el 2023 Alejandra Del Moral obtuvo con el PRI-PAN-PRD y nueva alianza 2 millones 838 mil 815 votos y de hecho el PRI obtuvo 35 mil votos más que en las elecciones intermedias del 2021.

El PRI mexiquense con Del Mazo gobernador creció, pero ya no le alcanzó para competir con tres sexenios estatales de saqueo (Montiel, Peña, Eruviel) y una desastrosa administración federal con Peña Nieto como presidente y Luis Videgaray con todo el poder.

Acusar a Del Mazo Maza de “entregar al Estado de México” además de una acusación injuriosa, es una ofensa al pueblo mexiquense. En una democracia ninguna persona tiene el poder de entregar un cargo de elección popular a discreción. Quienes presumen eso están diciendo que el voto no cuenta, que la decisión del pueblo en las urnas es un mero trámite. ¿En verdad alguien puede creer que Del Mazo tenía el poder de entregar a su antojo una entidad con 12 millones de electores?

¿Qué esperaban… que el gobernador Del Mazo Maza abriera las arcas estatales para la compra de votos? ¿Qué fraguara y financiara con el presupuesto público las practicas más aberrantes como el ratón loco, el carrusel o la engorda de urnas? ¿Qué esperaban, que limpiara la deteriorada imagen del PRI nacional?

El PRI comete el peor de los pecados que se puede cometer en la derrota: huir a la autocrítica. Lejos de aprender de sus errores el PRI de Alito Moreno y Ana Lilia Herrera se ha vuelto más soberbio, más sectario y más rencoroso.

Fraguada en el Comité Directivo Estatal del PRI mexiquense, la expulsión del Alfredo Del Mazo Maza es una venganza que en las cuentas de Alito y Ana Lilia les dará votos, pero una vez más se equivocan, porque como dijo el exgobernador Del Mazo, el PRI de Alito no representa a millones de priistas de todo el país.

La expulsión no perjudica en nada al exmandatario mexiquense y en algo le favorece. Mientras que para el PRI significa un clavo más en su ataúd.

 


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