La reciente disolución del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha generado un vacío en la evaluación de las políticas y programas sociales en México, pero también abre la puerta a que la academia, la sociedad civil y organismos internacionales asuman un rol más activo en estas tareas.
Así lo plantearon cuatro investigadores de El Colegio Mexiquense durante el conversatorio «Cambios y retos de los nuevos arreglos institucionales de la evaluación en México», realizado en el marco de la Semana de la Evaluación Glocal 2025.
En la mesa de diálogo, moderada por Regina Moreno, estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de la institución, participaron los profesores Gloria Guadarrama Sánchez, Cecilia Cadena Inostroza, Miguel Adolfo Guajardo Mendoza y Juan Carlos Martínez Andrade. Los académicos analizaron las implicaciones de la desaparición del Coneval, un organismo que durante 18 años no solo midió la pobreza, sino que también evaluó políticas públicas y apoyó a estados y municipios en estas labores.
Gloria Guadarrama destacó la desarticulación actual en la evaluación de políticas sociales, señalando que no se han establecido nuevos esquemas que sustituyan los utilizados durante casi dos décadas. Puso como ejemplo los programas dirigidos a mujeres, donde las dependencias responsables carecen de injerencia, lo que podría limitar su efectividad.
Además, advirtió sobre el impacto negativo que la falta de un sistema claro de evaluación tendrá en los actores involucrados en la política social.
Por su parte, Cecilia Cadena resaltó la solidez técnica que el Coneval había consolidado en la medición de la pobreza y la evaluación de políticas sociales. Expresó preocupación por los riesgos en materia de transparencia y rendición de cuentas, así como por el posible uso electoral de los programas sociales en ausencia de un organismo evaluador independiente.
Miguel Adolfo Guajardo reflexionó sobre los desafíos que enfrenta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cual se han transferido algunas funciones del Coneval. Subrayó que la falta de esquemas de evaluación reduce las posibilidades de mejorar las políticas públicas, ya que no se cuenta con información clara sobre su impacto. Finalmente, Juan Carlos Martínez señaló que México aún no ha desarrollado un marco de referencia sólido para la evaluación, lo que podría limitar el conocimiento sobre las acciones gubernamentales y el uso adecuado de los programas sociales.
A pesar de los retos, los investigadores coincidieron en que la desaparición del Coneval representa una oportunidad para que la sociedad civil, la academia y los organismos internacionales tomen un papel más relevante en la evaluación de políticas públicas. Estas instituciones pueden contribuir a mantener la calidad y la transparencia en la medición de resultados, además de apoyar a los gobiernos locales que ya realizan evaluaciones de sus programas.
El conversatorio subrayó la importancia de la evaluación como una herramienta clave para conocer el impacto de las políticas sociales, mejorar su diseño y garantizar su efectividad. Aunque la ausencia del Coneval plantea desafíos significativos, la colaboración entre distintos sectores podría mitigarlos, asegurando que la evaluación siga siendo un pilar para el desarrollo social en México.