Toluca, EdoMéx.— Hay historias que trascienden los récords y las medallas; relatos tejidos con sudor, convicción y un amor inquebrantable por el deporte. Así es la trayectoria de Micaela Paula Munguía Olvera, una mujer cuyo nombre ya es sinónimo de taekwondo, enseñanza y alma máter en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx). Con más de cuatro décadas de entrega, su vida es un verso dedicado a la disciplina, una oda al espíritu combativo que late en los dojangs y en las aulas.
Los primeros pasos: cuando el deporte se convirtió en destino
Desde niña, Micaela llevaba el ritmo en las piernas y el fuego competitivo en el corazón. Corrió bajo el sol en primaria, saltó redes en voleibol y anotó canastas en baloncesto durante la preparatoria, pero fue el taekwondo —con sus giros precisos y patadas que cortan el aire— el que le robó el alma. «Era como bailar, pero con la fuerza de un trueno», confiesa.
La gloria universitaria: medallas y corazones conquistados
En 1983, la UAEMéx se convirtió en su segundo hogar. Entre libros de contabilidad y doboks (uniforme de taekwondo), Micaela forjó una carrera brillante: bronce en el Mundial Universitario de Santander (1989) y otro en la Copa Europea (1990), hazañas que la llevaron al Mundial de Corea, la cuna de su deporte amado. «Lloré al pisar ese tatami. Sentí que cerraba un círculo», recuerda.
De campeona a mentora: el arte de enseñar con el alma
Tras colgar su dobok competitivo, Micaela no se alejó de los tatamis: por 20 años, moldeó a nuevas generaciones como entrenadora, y desde 2010, como promotora deportiva. Su misión: sembrar en los jóvenes la semilla que sus maestros coreanos le dieron: «El campeón no es quien gana una medalla, sino el que gana para toda la vida».
Entre sus batallas memorables, revive con emoción el combate donde estuvo a punto de vencer a una campeona panamericana. «No gané, pero ese día supe que el taekwondo era mi vida», dice con una sonrisa que delata orgullo.
Legado: la UAEMéx como eterna cómplice
Hoy, Micaela sigue escribiendo su historia en la universidad, impulsando la Licenciatura en Cultura Física y Deporte y guiando a alumnos que, como ella, sueñan con equilibrar libros y patadas. «Esta es mi casa —afirma—. Aquí aprendí que el deporte no es sólo competir; es respeto, disciplina y pasión que no se apaga».
Si el taekwondo es un arte marcial que imita la elegancia de una garza y la fuerza de un tigre, Micaela Munguía es su musa en la UAEMéx: una leyenda que sigue pintando futuros, un round a la vez.