El 8 de marzo de 2025, diversos medios de comunicación y redes sociales comenzaron a reportar la supuesta muerte de Isabel Miranda de Wallace, una figura controvertida en México conocida por su activismo contra el secuestro y por fundar la organización Alto al Secuestro tras la desaparición de su hijo, Hugo Alberto Wallace Miranda, en 2005.
Sin embargo, a más de 48 horas de los primeros anuncios, la falta de información oficial y las inconsistencias en los reportes han generado un manto de dudas sobre si realmente falleció o si estamos ante un nuevo capítulo de especulación en torno a su vida pública.
Los reportes Iniciales
La noticia surgió el sábado 8 de marzo, cuando el periodista Antonio Nieto publicó en su cuenta de X que Isabel Miranda de Wallace había fallecido. Rápidamente, medios nacionales e internacionales replicaron la información, señalando que la activista habría muerto en el Hospital ABC de Santa Fe, en la Ciudad de México, debido a complicaciones tras una intervención quirúrgica.
Algunos reportes añadieron que su cuerpo sería velado en una funeraria Gayosso, aunque no se especificó cuál. Políticos como Miguel Ángel Mancera y Roberto Gil Zuarth, así como periodistas como Ciro Gómez Leyva, expresaron condolencias en redes sociales, reforzando la narrativa inicial.
Sin embargo, la ausencia de un comunicado oficial por parte de la familia, la organización Alto al Secuestro o las autoridades sanitarias comenzó a levantar sospechas.
Horas después de los primeros reportes, las cuentas de X de Isabel Miranda de Wallace y de Alto al Secuestro fueron desactivadas, un detalle que algunos interpretaron como una señal de luto o discreción, pero que otros consideraron extraño y poco concluyente.
¿Qué Evidencia Existe?
Hasta el momento, no se ha presentado evidencia tangible que confirme el fallecimiento. Los intentos de medios como El Universal y Aristegui Noticias por verificar la información con el Hospital ABC y la asociación Alto al Secuestro resultaron infructuosos, ya que no hubo respuesta oficial.
Más aún, el periodista Ricardo Raphael, conocido por sus investigaciones críticas sobre el caso Wallace, señaló en redes sociales que las autoridades de seguridad de la Ciudad de México no tenían registro de una muerte en el Hospital ABC en las últimas 24 horas al 8 de marzo. Este dato, aunque no definitivo, pone en duda la veracidad de los reportes iniciales.
Otros elementos alimentan la incertidumbre. Por ejemplo, no se han difundido actas de defunción, certificados médicos ni imágenes que corroboren el hecho, algo inusual en un caso de una figura pública de tal relevancia.
Además, la eliminación de las cuentas de redes sociales podría interpretarse como un movimiento premeditado, pero no necesariamente relacionado con un deceso. En un país donde la desinformación y los rumores circulan con rapidez, la falta de pruebas concretas invita a la cautela.
Contexto y Controversia
Isabel Miranda de Wallace no es una figura cualquiera. Su trayectoria como activista estuvo marcada por el caso de su hijo, Hugo Alberto, cuyo secuestro y presunto asesinato ella investigó personalmente, llevando a la detención de varias personas. Sin embargo, su labor fue objeto de fuertes críticas: periodistas como Ricardo Raphael y Anabel Hernández, así como investigaciones independientes, han acusado a Miranda de fabricar pruebas, torturar a sospechosos y manipular el sistema judicial con apoyo político durante el sexenio de Felipe Calderón. Estas acusaciones, sumadas a la liberación de algunos de los inculpados (como Brenda Quevedo Cruz en 2024), han erosionado su imagen pública en los últimos años.
Este contexto podría explicar el hermetismo actual. Si Miranda falleció, la discreción podría ser una estrategia de sus allegados para evitar que el foco se desplace hacia las polémicas de su pasado.
Alternativamente, algunos especulan que la noticia podría ser una cortina de humo o incluso un intento de la propia Miranda por desaparecer del ojo público.
En conclusión, al día de hoy, no hay evidencia sólida que confirme la muerte de Isabel Miranda de Wallace. Los reportes se basan en fuentes secundarias y declaraciones no verificadas, mientras que la ausencia de documentación oficial y las contradicciones en la información disponible sugieren que el caso sigue abierto a interpretación.