Tras días de silencio y una ola de indignación que recorrió redes sociales y medios de comunicación, Diego Jiménez Labora, fundador del Festival AXE Ceremonia y cabeza de Grupo ECO, finalmente emitió un comunicado, días después de la tragedia que marcó la edición de este año.
El desplome de una estructura metálica en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México, durante el primer día del festival, cobró la vida de dos fotoperiodistas, Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas Hernández, dejando un eco de dolor y cuestionamientos sobre la seguridad y la responsabilidad de los organizadores. Sin embargo, el mensaje de Jiménez, lejos de apaciguar las aguas, ha avivado las críticas en su contra por su tono evasivo, su tardanza y la percepción de una falta de empatía genuina.
En su comunicado, publicado a través de Instagram, Jiménez expresó: «La tragedia que vivimos el sábado ha sido profundamente dolorosa. Lo que ocurrió ha sido muy difícil de procesar. En estos momentos, estoy completamente enfocado en la colaboración con las autoridades, en conjunto con el equipo del festival, y en afrontar esta situación de la manera más respetuosa, profesional y humana posible». Aunque el texto busca proyectar compromiso y seriedad, muchos lo han interpretado como una maniobra para deslindarse de responsabilidades directas, especialmente al omitir disculpas claras o detalles concretos sobre las acciones que se tomarán para apoyar a las familias de las víctimas o evitar futuros incidentes.
Las críticas no se han hecho esperar. Desde el sábado 5 de abril, cuando la estructura colapsó, la organización del festival mantuvo un hermetismo que contrastó con la rapidez con la que continuaron las presentaciones «musicales», incluyendo las de Natanael Cano y Charli XCX, mientras los cuerpos de Berenice y Miguel aún eran atendidos en el lugar. Este hecho fue uno de los primeros detonantes de la furia pública, con usuarios en redes sociales acusando a los organizadores de priorizar el espectáculo sobre la seguridad y la dignidad humana.
La demora en la respuesta de Jiménez, quien desactivó sus redes sociales personales inmediatamente después del incidente, también ha sido blanco de reproches. Para muchos, su ausencia inicial y el comunicado emitido días después sugieren un intento de ganar tiempo o evitar el escrutinio público en el momento más crítico.
Otro punto de controversia es la insistencia de los organizadores en no cancelar futuras ediciones del festival. En un comunicado previo, AXE Ceremonia afirmó su intención de «fortalecer protocolos» para evitar que «algo así vuelva a ocurrir», una declaración que muchos consideran insuficiente y optimista ante la magnitud del incidente.
Para sectores del gremio periodístico y asistentes, permitir que el evento continúe en el futuro es una falta de respeto a la memoria de las víctimas y una señal de que las lecciones no han sido aprendidas.
La presión social también ha recaído sobre Jiménez por su historial como empresario. Fundador de un festival que lleva una década en la escena musical mexicana, su reputación como un visionario en la industria se ha visto empañada por este episodio. Las acusaciones de negligencia se suman a señalamientos previos sobre la seguridad en ediciones pasadas, como el incidente de 2017 cuando fuertes vientos también afectaron estructuras del evento.