Las palabras obscenas son liberadoras,
marcadoras de estilos o actitudes lingüísticas y de posiciones
frente a lo que se dice.
PATRICIA CORDOVA ABUNDÍS
Gerardo Lara
La selección mexicana ha sido multada y amenazada con no ir al mundial a causa del famoso grito “homofóbico”, que los aficionados mexicanos suelen lanzar cuando despeja el portero del equipo rival; el público se ha negado a obedecer las imposiciones moralistas de la FIFA que pretende decirle como debe divertirse, a tal grado que se ha enfrascado en una toma y daca con los jerarcas del organismo futbolero.
Va a estar muy difícil que un organismo tan lejano al sentir popular como la Federación Mexicana de Futbol, logre convencer a los y las aficionadas de romper lo que es a todas luces un acuerdo popular. Desconocen la naturaleza de la cultura nacional y la mentalidad de la afición al futbol que va a hacer todo lo contrario de lo que le tratan de imponer.
Detengámonos a pensar en el fenómeno y preguntémonos si la FIFA y la FMF tienen razón, ¿es verdad que es un grito homofóbico? ¿prohibirlo ayuda en algo a la lucha contra la discriminación?; creo que la prohibición está inducida por un serial de VERDADES MENTIROSAS, que es un absurdo y un insulto al pueblo de México.
Según la mayor parte de las fuentes el grito nació en 1994 en un juego contra Estados Unidos en el estadio Jalisco, fueron los barristas del ATLAS apoyando a la selección quienes lo estrenaron, es decir llevamos 26 años con el grito, se ha hecho costumbre y no hay decreto que pueda contra la costumbre.
La primera vez que escuché el grito fue en 1996 en el estadio Jalisco en un partido Chivas vs Tecos y mi impresión fue favorable, el público había encontrado la fórmula perfecta para presionar al arquero rival, impulsar a su equipo y divertirse sanamente.
Desde muy niño cuando mi papá me llevaba al futbol lo que más me impresionaba eran los gritos de los espectadores, arengas, insultos, bromas con las que el público se desfoga y llena sus vacíos entregándose a una causa superflua y simple como es la pasión futbolera.
El aficionado quiere extenderse a la cancha y la palabra es su único recurso para hacerlo, por ello pagó su boleto, pero a la corruptisima FIFA eso no le importa, quiere imponernos a los mexicanos lo que tenemos que gritar en los estadios.
El grito nació en Jalisco, pero hoy en día es en Estados Unidos en donde ha cobrado su alcance máximo, el público que paga por ver los partidos moleros con los que la FMF los estafa, tiene derecho irrestricto a la libertad de expresión, aquí, en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo.
Lo que hace la FIFA es tratar de imponer una ley metaconstitucional a través de organismos extranjeros; descarada intervención en las libertades de un público que ha pagado su boleto para eso, para divertirse a costa de los 22 jugadores/vedettes que ganan sumas millonarias y les pagan para eso.
Pero analicemos el grito, en realidad no es homofóbico, pues el termino PUTO tiene en México múltiples connotaciones, es un lenguaje popular arraigado en nuestra cultura y que no implica en sí mismo ni siquiera un insulto; es un juego que usa la gente para intentar descontrolar al arquero rival, vaya que la prohibición de la FIFA raya en el absurdo.
Por otro lado, aceptemos sin conceder que el grito se refiere a las personas de la diversidad sexual; ¿no que están orgullosos de su condición? ¿por qué un calificativo es tomado como insulto? Al contrario, ante el grito popular deberían alzar las manos y brincar de alegría.
El ‘puto’ aparece en la segunda parte de El Quijote. Sancho Panza se sorprende porque en una corrida de toros, gritan eso, ‘¡puto!’. Otro personaje, Sansón Carrasco, le explica que eso se grita para decirles: ‘¡Hey, ¡qué bien lo haces!’. Pero Sancho, que es el pensamiento no lingüístico, el pensamiento vulgar, lo toma como una ofensa. El letrado, el bachiller, le confirma que no es ofensa”.
Lo que gritan los aficionados al futbol americano, insultos que rayan en auténtica agresión sonora, lo que gritan las barras sudamericanas, es para enjabonarse la boca, pero los organismos internacionales han elegido al grito mexicano, unificador brillante y poderoso para demostrar su autoridad. Su acoso ha llegado hasta la estridencia, con la complicidad de todos los medios de comunicación.
¿Cómo hará el público mexicano para mantenerse digno y no dañar más a la selección?; Víctor Manuel Vucetich ha propuesto que griten ¡¡¡¡eeehhhhh PLUTO!!!!!! Añadirle la l acabaría con el problema, PLUTO, sería una buena fórmula para evadir las presiones de la corruptisima FIFA y defender su libertad de expresión. Pues dudo mucho que puedan argumentar que PLUTO es homofóbico.